Paysandú, Jueves 15 de Octubre de 2015
Opinion | 11 Oct El Ministerio de Salud Pública (MSP) presentó los lineamientos para un debate que implicará la instrumentación de cambios en la atención a la salud mental que en Uruguay corresponde a prácticas que se ejecutaban entre 1936 y 1948. Este plan involucrará a más de 30 instituciones, incluidos pacientes y familiares bajo el objetivo de presentar un proyecto parlamentario antes de fin de año, que cambie el modelo de atención que en otras partes del mundo se lleva adelante en hospitales generales.
El proyecto se presentó con la exposición del referente en salud mental de España, el médico Domingo Díaz del Peral, quien asesora al MSP desde hace cuatro años y en sus reiteradas visitas a Uruguay ha sido particularmente crítico con el estado de los pacientes que se encuentran en las colonias Etchepare y Santín Carlos Rossi, además del Hospital Vilardebó. En los últimos años ha manifestado su decepción ante la desinformación y si bien observó la motivación existente en torno al tema, dijo a finales del año pasado --cuando ambas colonias cumplieron cien años-- que “falta un golpe político en la mesa, una decisión final de que esto lo vamos a hacer. Porque en 2011 oí por primera vez que hay que cambiarlo”.
Ocurre que este psiquiatra y psicoterapeuta, director de la Unidad de Gestión de la Clínica de Salud Mental de Almería y profesor colaborador de la Escuela Andaluza de Salud Pública, desconoce --tal vez-- que en Uruguay los cambios se procesan con una lentitud que desconcierta a los especialistas que arriban como consultores, en tanto los hechos acaecidos en las colonias han servido para poner blanco sobre negro a una situación que, de otro modo, no hubiese tenido la visibilidad necesaria. La muerte de internos a raíz del ataque de jaurías, los abusos de cualquier tipo, el abandono y el desinterés familiar y político puso en titulares una crisis que lleva varios años.
En Uruguay, cerca de 60.000 personas sufren alguna enfermedad mental y se calcula que en el mundo lo sufrirá una de cada cuatro personas. Sin embargo, a pesar de las cifras se demoran las decisiones ejecutivas y los usuarios de estos servicios se han transformado en seres inmateriales que no son contenidos bajo el gran halo de “población vulnerable con derechos” y sobre quienes no se llevan adelante acciones proactivas con mayor efectividad en la sociedad.
O como dijo Díaz del Peral, “es un tema de trascendencia para los derechos civiles, para la democracia y tolerancia de un país. Se tiene que saber que en muchos lugares del mundo se está trabajando con modelos completamente diferentes a los de aquí”.
Por eso, ahora que se pueden evidenciar otros costos, entonces se comenzará a agilizar las propuestas para incluir a los diversos involucrados y a pesar de que no opinan en tiempos electorales, ha quedado demostrado que urgen los cambios.
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