Paysandú, Lunes 26 de Octubre de 2015

La solución definitiva

Opinion | 23 Oct En pleno desarrollo de la Semana de Seguridad Vial, que apunta sobre todo a la concientización de conductores y peatones acerca de seguir elementales normas de seguridad, que están expresamente establecidas en las reglas de tránsito, corresponde traer a colación las serias falencias en respuestas a emergencias ante siniestros en la vía pública, lo que agrava el índice de morbimortalidad por esta causa. Además, de la inmediatez y eficiencia de la respuesta depende muchas veces la vida o la recuperación del afectado en determinado tiempo o eventualmente sufrir traumas que lo afectarán de por vida.
Como hemos denunciado en más de una oportunidad, en Paysandú no hay un esquema específico para dar una rápida respuesta, con la necesaria eficiencia y coordinación ante cualquier emergencia resultante de un accidente de tránsito.
La primera responsabilidad es, sin dudas, del Estado, que debe velar por la seguridad y la vida de los ciudadanos. Y si no cuenta con los recursos materiales y humanos suficientes para esta tarea, debe organizar, coordinar y contratar, con los controles del caso, los medios privados disponibles para cumplir con este objetivo.
Hasta ahora, lo que se ha ensayado es la coordinación con las emergencias móviles existentes en cada departamento para que realicen esta tarea, con resultados no muy auspiciosos. En este aspecto todos los sanduceros de una u otra forma hemos sido protagonistas o testigos de esperas de media hora, cuarenta minutos, con uno o más siniestrados en medio de la calle, porque la emergencia médica estaba atendiendo algún otro llamado de un socio o porque simplemente, no llega. Peor aún, ni ASSE ni Comepa cuentan con servicio de ambulancia especializado para atender este tipo de emergencia, y en el caso del Hospital, cuando finalmente decide enviar una unidad a atender un llamado lo hace sin personal capacitado.
La respuesta en los últimos meses llegó por el lado de saltear el requisito impuesto en el protocolo vigente para las denominadas “Clave 1”, que requería la presencia de la policía en el lugar para constatar la necesidad de una emergencia médica, para después sí solicitar en servicio. Esto significó una gran mejora y ahora en la mayoría de los casos la ambulancia llega en no más de 15 minutos, incluso antes que el móvil policial.
Pero acá entramos en otro aspecto, que es el de la organización y capacidad de quien llega para asistir al siniestrado. Corresponde traer a colación en este aspecto la inquietud que trasladara recientemente al ámbito parlamentario la diputada interina Patricia Vásquez Varela, derivando al Senado a efectos de que resuelva en consecuencia los aditivos propuestos respecto al planteo sobre aumento de ambulancias especializadas de ASSE para emergencias móviles y preparación e incremento de su personal.
Un aspecto refiere a la necesidad de votar un aumento en la cantidad de ambulancias para traslados especializados, y en este sentido Vásquez Varela es optimista en cuanto a que su propuesta tiene respaldo presupuestal, reflejado en el artículo 589, destinado al incremento de inversiones que ASSE realizara y que fue votado afirmativamente en Diputados. Entiende que “el MSP podría instrumentar los mecanismos necesarios para brindar cobertura nacional de emergencia móvil, mediante la complementación público - privada, con un criterio de equidad y eficiencia, atendiendo a todos sus ciudadanos que necesiten el servicio, ya sea en las ciudades como en el interior profundo”. Asimismo propuso “la formación y capacitación del personal no médico en el área de la emergencia móvil, así como la creación de más cargos con destrezas de paramédicos para poder actuar en las ambulancias que, lamentablemente muchas veces, llegan sólo con un chofer a los siniestros”.
A nuestro parecer, la solución definitiva pasa por crear un sistema de ambulancias específico para atender emergencias en la vía pública, por fuera de las emergencias móviles que actualmente brindan el servicio. Porque si bien hasta ahora han sido éstas quienes --mal o bien-- han dado respuesta a las “Clave 1”, en buena medida escapan a su cometido y se ven desbordadas con las situaciones que deben enfrentar. Es que las emergencias móviles han sido concebidas para atender situaciones de pacientes afectados por descompensaciones, problemas cardiovasculares o ACV, electrocutados, entre otras urgencias, pero el reto es muy distinto cuando se está ante un traumatizado grave tirado en el medio de la calle, entre una multitud de gente, bajo lluvia, frío o cualquier situación adversa. Lo que se requiere entonces es un médico y paramédico con un entrenamiento muy especial, para poder enfrentar circunstancias que van más allá lo que la cátedra de medicina enseña; desde rescatar una persona con signos vitales precarios de un automóvil destruido, hasta lo más básico, como subir a la tabla de rescate a alguien malherido y trasladarlo.
No se trata tampoco inventar nada, sino encarar la estructura y la coordinación más apropiada para nuestra realidad, y por cierto que la estructura que se cree debería hacerse por fuera de la orgánica tanto de ASSE como de las mutualistas.
Eventualmente, también podría basarse en un esquema coordinado con Bomberos, en estrecha coordinación con la Policía, porque más allá de la competencia de cada organismo en sí, está de por medio el interés supremo de los ciudadanos, que pasa en este caso nada menos que por zafar de la encrucijada cuando muchas veces se está en trance de perder la vida en contados minutos si su destino queda en manos inexpertas.


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