Opinion | 22 Oct Este mes el Poder Ejecutivo aprobó el Plan Nacional de Eficiencia Energética 2015 – 2024, que promueve un uso eficiente de la energía en el país para responder de manera ambientalmente sostenible a la demanda creciente.
Uruguay no escapa a la tendencia mundial del aumento del consumo de energía eléctrica pero se destaca por haber respondido a esta demanda con un salto de su matriz energética hacia fuentes de energía renovable. Para hacerlo abrió el mercado de producción de energía al sector privado, que hoy a través de varios y diferentes emprendimientos está aportando su producción a la red eléctrica nacional. A su vez, esto ha permitido transitar del concepto de ahorro energético al de uso eficiente y responsable del recurso.
El Plan aprobado recientemente por el Poder Ejecutivo, a través del Decreto Nº 184/15, tiene por objetivo alcanzar una meta determinada de “energía evitada”, en el período que va de 2015–2024, de 1.690 kTep. De acuerdo a lo informado por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, este valor representa un ahorro equivalente al 45% del consumo total del año base 2012.
Por energía evitada se entiende a aquella energía no consumida como consecuencia de la aplicación de medidas de eficiencia energética.
El concepto comprende, además, la sustitución en el uso final de las fuentes energéticas tradicionales por fuentes renovables no convencionales.
Para lograr esto se buscará tener instalados al final de período considerado algo más de 150.000 m2 de colectores solares térmicos, más de la mitad de ellos en el sector residencial (representando unas 50.000 instalaciones familiares). En tanto, se apunta a que al 2024 el 8% del parque de vehículos livianos sea de tecnología híbrida o eléctrica, lo que comenzará a tener un impacto importante en el consumo energético del transporte.
Estos dos sectores son los que más aportarán a esta reducción al consumo de energía actual, representando un 75% de la disminución total acumulada al 2024. El gobierno ya está impulsando algunas acciones concretas a este fin. No obstante, cabe señalar que la intensificación de las mismas y la existencia de ofertas adecuadas y de calidad son las que harán que los ciudadanos opten por este tipo de fuentes de energía. Por otra parte, la incorporación del concepto de eficiencia energética a nivel nacional requiere de un cambio cultural, mudanza de hábitos y existencia de información suficiente que permita tomar las decisiones más convenientes para el uso responsable de los recursos y el cuidado ambiental, aunque esto será difícil si los precios de los equipos no son accesibles y su eficacia tangible.