Paysandú, Domingo 01 de Noviembre de 2015
Opinion | 26 Oct Cada una de las siete familias sirias que llegarán a Uruguay recibirán 25 hectáreas que les otorgará el Instituto Nacional de Colonización y, en Salto, ese organismo acondiciona una casa que se ofrecerá a un núcleo de refugiados.
El próximo contingente se conformará por 72 sirios y a raíz de la experiencia anterior con 42 personas, el Ejecutivo considera un plan con mayor organización e involucramiento de otras instituciones, tales como los ministerios de Vivienda y Desarrollo Social, Mevir y ANEP, además de la preselección de campos en distintos lugares del país, entre los cuales se encuentra Paysandú.
Reivindicando la tradición solidaria y de acogida a refugiados provenientes de otras partes del mundo y por causas innumerables, lo que se debe plantear aquí es la legitimidad del compromiso asumido. Porque una cosa es la continuidad de una política que llevó adelante el expresidente José Mujica, bajo un paradigma de gurú internacional y otra muy distinta sería la instalación de una genuina política de inmigración en un país con renta media y una clase social que hace malabares para cumplir con sus alquileres, mientras observa la proverbial lentitud del Estado al momento de otorgar facilidades para el acceso a una parcela a sus connacionales.
La experiencia con el contingente anterior, las supuestas denuncias de violencia doméstica, los problemas de escolarización de sus niñas en una familia y las manifestaciones en Plaza Independencia, sirvieron para comprobar la existencia de una brecha importante entre lo real y lo ideal. A esto se suma la circulación de la información internacional, que da cuenta de un éxodo masivo a países europeos que se han transformado en la panacea económica y que –al momento de comparar-- Uruguay quedó relegado en las preferencias de los sirios que arribaron a un país desconocido.
Aunque estas familias sacaron cuentas y hallaron que se encuentran en un “país caro”, probablemente desconozcan que, mientras se hacen esfuerzos por alojar a otra delegación de similares características, casi uno de cada dos niños uruguayos menor a 6 años vive con una necesidad básica insatisfecha, de acuerdo al último censo.
Con las fracciones de campo no bastará y se deberán dotar de insumos y capacitaciones necesarias para una adecuada ubicación de los refugiados. De lo contrario, los reclamos se posicionarán de igual forma que los anteriores.
Ser solidarios contiene un mensaje fuerte en sí mismo, tal como lo planteaban las huestes guevaristas que apelaban al nacimiento de un hombre nuevo. Pero los anuncios del gobierno no cuentan con total respaldo entre los votantes del Frente Amplio, si se observan las opiniones emitidas en las diversas redes y eso debería respetarse. El hombre nuevo y voluntario, en un país que resalta el aumento del consumo mientras debe sustentar otros planes para quienes no lograron salir de determinadas franjas, no ha sido concebido aún.
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