Paysandú, Lunes 02 de Noviembre de 2015
Rurales | 01 Nov “El impacto externo de Uruguay se juega cada vez más en las canchas del norte y en la China”, dijo a EL TELEGRAFO el economista Ignacio Munyo, director del Centro de Economía, Sociedad y Empresa del IEEM y afirmó que “Argentina cada vez impacta menos en Uruguay”.
El profesional, quien participó recientemente de la actividad desarrollada por ADP (Agronegocios del Plata) en Dolores, señaló que en Uruguay “miramos a la región viendo qué pasa en Brasil y Argentina, que en parte tiene su razón de ser, pero lo acontecido en los últimos años y lo que realmente importa para el futuro es ver lo que pasa más arriba, o sea, en las canchas en donde se juega la suerte para Uruguay, que están determinadas en las condiciones financieras internacionales como Estados Unidos, Europa y, sin dudas, China y las economías asiáticas”.
Si bien “recibimos noticias negativas de varias partes del mundo, si uno mira los detalles y comienza a hilar más fino, se encuentra que no todas las noticias son negativas y hay matices que, para nosotros, son optimistas”, afirmó. Mencionó, por ejemplo, la buena noticia en los últimos tiempos de que “las tasas de intereses internacionales no han subido y que se ha postergado la suba de la reserva federal; eso ha permitido al gobierno conseguir financiamientos a tasas muy bajas en la anterior semana y tener ciertas expectativas de que el ingreso de inversiones extranjeras directas se mantendrá en los niveles elevados que ha tenido Uruguay en los últimos años y que ha sido el principal motor del desarrollo del sector productivo del país”.
Acotó que esto ha sucedido en la última década y “ha sido en parte financiado por el ingreso de capitales del exterior, que han venido a buscar a América Latina y a Uruguay, en particular, retornos que no existen en las economías avanzadas, en donde el retorno de inversión es prácticamente nulo”.
Para Munyo, “más allá de que suba la tasa de interés en diciembre y a principios del próximo año, la del corto plazo, que es la que maneja la reserva federal de Estados Unidos, y la tasa de retorno de inversión todavía van a estar un rato en niveles bajos y eso abre una oportunidad importante para el país que hay que aprovechar”.
Sostiene que “hay que darle señales claras a Uruguay de que seguirá siendo atractivo y brindar mayores incentivos para la inversión extranjera”.
GRAN DESAFÍO
Para el economista, el gran desafío es mostrar que Uruguay es atractivo para las inversiones. “Existe la veta de oportunidad porque el diferencial de retorno sigue existiendo. Lo que depende de nosotros es buscar las formas para combatir estos obstáculos que tiene hoy el país a nivel interno”, aseguró.
Manifestó que esos obstáculos “son impuestos por políticas que se han tomado en forma errónea en el pasado del que hoy somos rehenes”. De todas maneras, aclaró que esto “no es herencia del pasado, sino del propio gobierno que ha tomado políticas que condicionaron en gran parte las oportunidades que tiene el país, poniéndole trabas al ingreso potencial de capitales, como por ejemplo, la imposibilidad de aprovechar una reducción dramática del precio del principal insumo que importa el Uruguay: el petróleo. Y no poder traducirlo en una baja de precio para darle un respiro al sector productivo”, refiriéndose a la irrisoria baja de un peso que tuvieron los combustibles, “que más que baja fue una tomadura de pelo a la población, porque enjuaga las enormes deficiencias que ha destapado la gestión de Ancap”.
También se refirió al retiro de Uruguay de las negociaciones del TISA, que “si bien por ahora son señales simbólicas, son muy fuertes con respecto a las perspectivas que tiene el país de insertarse en más mercados y competir con las empresas instaladas en Uruguay, que hoy tienen serias restricciones para acceder libre de impuestos a mercados que no tienen, por ejemplo, empresas instaladas en otros países de la región”.
BRASIL
El impacto de la devaluación de Brasil “nos está afectando en determinados sectores y la competitividad con Brasil está en mínimos históricos”, manifestó el economista. Para que la gente se haga una idea, “lo que hoy sale 100 en Uruguay, vale menos de 60 en Brasil, con niveles muy cercanos a los del 99, que fue la máxima disparidad cambiaria que tuvo Uruguay con Brasil, tras la famosa devaluación del 13 de enero del año 99, comienzo de una larga recesión de nuestro país que terminó con la crisis de 2002”.
Precisó que “hoy hay cosas muy distintas para Uruguay, tanto en lo interno como en lo externo. En aquel momento, tuvimos no solo este problema de Brasil, también un problema de dificultades en el financiamiento. Aunque actualmente el país está más sólido en materia financiera y bancaria que lo que sucedía en aquel entonces”. Munyo descartó de lleno que “esto desate una crisis similar a la del 2002”.
De todas maneras, dejó claro que el sector exportador a Brasil “está tremendamente resentido con estos precios, al igual que sectores de la frontera, que están en una situación crítica”.
CHINA
De China se “ha hablado mucho” en los últimos tiempos, “hay cierta preocupación que entiendo un poco desmedida sobre una potencial catástrofe y crisis de la economía del país asiático”.
Sostiene que si se mira con detalles los indicadores, más allá de la tasa de crecimiento que está cayendo naturalmente en la economía china, se ve que esta transformación hacia una economía impulsada por el consumo se está procesando”.
Subrayó que “hoy el consumo está creciendo un 10% en China cuando la actividad económica crece a menos del 7% y la industria crece a menos del 5%. Uno mira estos indicadores y ve que hay un enlentecimiento, pero se debe ver la transformación de este gigante asiático y el consumo se está transformando de a poco en el motor. Para los alimentos que produce Uruguay, como la carne y la soja, las perspectivas a corto y mediano plazo son positivas”. Aclaró que todo lo contrario pasa con los metales: “si Uruguay tuviera un paquete exportador como lo tiene Chile, estaríamos en una situación totalmente distinta, por lo que la caída de los commodities no es generalizada para todos los rubros”.
EN ARGENTINA
La situación de los últimos meses en Argentina “es de una cierta paradoja”, manifestó Ignacio Munyo. Si uno compara al país vecino con el resto de las economías emergentes y de la región, en todas existe una caída de confianza y aumento de los precios de los bonos, pero en Argentina se ve lo contrario”, dijo.
“Si se aprecian los indicadores de confianza del consumidor, están cerca de los máximos históricos. Es realmente insólito porque mientras se fuma las reservas, se dice que Argentina tiene contada hasta la última reserva internacional hasta el 10 de diciembre, por lo que con este gobierno se termina la última”, sostuvo.
En ese marco y con el dólar blue subiendo en Argentina, “la confianza está en los niveles más altos desde que hay registros en ese país, algo paradójico”, reiteró el profesional. La explicación que se encuentra “es que lo que venga después de las elecciones del domingo 22 de noviembre es lo mejor de lo que se está yendo”.
Indicó que el presidente que asuma en diciembre y “tiene una lista de espera bastante larga de problemas para resolver, empezando por la apertura del cepo cambiario que algunos dicen --dependiendo de quién sea el próximo-- será gradual o automático”, dijo.
Argentina también tiene “otros problemas fuertes, como es el acceso al financiamiento externo. Con todos los problemas de los fondos buitres que están en el freezer desde hace más de un año esperando que venga el próximo gobierno, tiene la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que también le permitiría tener acceso a financiamientos que hoy no tiene, pero ahí debe poner las cuentas en orden, además de que el nuevo IPC que hizo es poco creíble y lo mismo pasa con los datos del PBI, que tampoco son confiables.
Aclaró que la gran incertidumbre será “cómo responden los ingresos de capitales, si la confianza de un nuevo gobierno es suficiente para frenar una devaluación mayor que la que podría producirse si el nuevo gobierno no transmite la confianza, tanto a los fondos del exterior como a los propios argentinos que tienen su plata fuera del país”.
Para Munyo, después de diciembre, el dólar oficial y blue debería converger en torno a los 14 a 14,5 pesos argentinos por dólar y unificarse el mercado cambiario en torno a ese valor, pero dependerá de la confianza que se genere”.
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