Elbio Acosta Penayo, dirigente colorado

Locales | 03 Nov Según el dirigente colorado Elbio Acosta Penayo, el transporte urbano de pasajeros de Paysandú, además de resultar insuficiente y no colmar las necesidades de transporte de la población, está sujeto a fuertes condicionamientos. Estas han llevado a una contracción en la amplitud y frecuencia del servicio, así como en dejar de prestarlo a tempranas horas de la noche.
Mencionó que Paysandú --como el Interior todo-- sufre la discriminación en los subsidios en el boleto, lo que ha sido determinante para adoptar medidas restrictivas en los servicios, para una ecuación económica que genera una especie de círculo vicioso, porque se captan menos pasajeros. El asesor de la lista 2015 indicó que, en el mundo, el transporte urbano de pasajeros cada vez cobra mayor importancia. “De acuerdo con el crecimiento que viene teniendo el parque automotriz, esta situación también tiene su reflejo en Paysandú”.
Consideró que “el ancho de las calles fue hecho de acuerdo con otra realidad, que con el tiempo ha ido cambiando. Fruto del incremento de la cantidad de vehículos que circulan, el estacionamiento es cada vez más complicado. Para acceder al microcentro de nuestra ciudad, hay que estacionar lejos y caminar varias cuadras”.
Reflexionó que “en el mundo, los micros resuelven en buena medida el problema como el de nuestra ciudad. Es un servicio que no debemos dejar extinguir, pues con el tiempo sufriremos las consecuencias. Ocurre que la cooperativa que tiene a su cargo el servicio ve cada vez más menguados sus ingresos, debido a los altos costos que deben enfrentar. Va recortando cada vez más los servicios y nos encontramos que, después de las 21.30, barrios enteros quedan aislados y solo el servicio de taxímetros puede atenderlos, con sus costos totalmente diferentes fuera del alcance de muchos ciudadanos. Incluso ha tenido que realizar paréntesis los domingos a determinadas horas de la tarde, que dejan de circular”.
Consideró que un factor que incide negativamente en esta problemática es una decisión enmarcada en el centralismo montevideano, “que reparte entre las empresas de ómnibus que atienden el servicio urbano 43.000.000 de dólares, según lo publicó un diario de la capital. Los que aportan el dinero son el Ministerio de Transporte y la Intendencia. Las empresas cambian de unidades y la mayor parte del subsidio va para los jornales. Todo marcha sobre ruedas. Comprar una parte de un ómnibus en una de esas empresas sale mucha plata, sobre todo por las ganancias que da, a pesar de que haya disminuido la cantidad de pasajeros que viajan”.
A su vez, “la Intendencia tiene la responsabilidad del transporte urbano de pasajeros. La empresa es una firma comercial que defiende sus intereses. Sabemos de gestiones que se han hecho, llegando hasta el mismo Senado de la República. Pero todo no ha pasado de buenas intenciones y nada más”.
“Mientras tanto, Paysandú tenía un servicio que llegaba hasta la 1 de la madrugada, pero hoy, gracias al ahorro, no pasa de las 21.30. Así cada vez nos parecemos más a un pueblo que a una ciudad”, reflexionó. “Proponemos la formación de una corriente que se llame ‘volvamos al ómnibus’, donde estén representados la Junta Departamental, la empresa Copay, los usuarios y la Intendencia, y una oficina que recepcione llamadas, mails, etcétera, de los usuarios por los horarios de las líneas --que no están en ninguna parada-- y por las distintas inquietudes que surgen de los usuarios. En nuestra ciudad hay muchas multinacionales presentes que nos pueden ayudar a financiar este servicio, que por el camino que va, parece condenado a desaparecer”, puntualizó.