Paysandú, Sábado 07 de Noviembre de 2015
Policiales | 05 Nov Un niño de tres años fue intervenido ayer quirúrgicamente tras recibir un disparo de arma de fuego cuya procedencia no se ha determinado, cuando salía de su casa en compañía de su abuela, en la zona de Charrúas y Cerrito, próximo a las 19.30 del martes.
De acuerdo a información extraoficial obtenida por EL TELEGRAFO, el menor salió de su casa en compañía de su abuela, quien se aprestaba a trasladarlo en moto, a solo tres cuadras de 18 de Julio, en la zona céntrica. Cuando la señora sacaba la moto a la calle, el niño permanecía en la acera junto a ella, al parecer jugando con hormigas. En un momento determinado, su abuela escuchó un ruido y, seguidamente, el pequeño comenzó a llorar desconsoladamente. Sin entender lo que le había sucedido a su nieto, la señora comenzó a revisarlo hasta que descubrió que sangraba en la espalda, por lo que inmediatamente se comunicó con su hija y su yerno, padres del pequeño. El menor fue trasladado con urgencia por sus padres a Comepa, donde se constató que presentaba una herida de arma de fuego en la espalda, al parecer --por el tamaño del orificio-- causada por un proyectil calibre .22. Posteriormente, se constató que la bala se encontraba alojada en la columna. En la víspera, se le efectuó una intervención quirúrgica con el propósito de eliminar el sangrado interno causado por la herida, así como se le practicaron otros estudios para determinar con exactitud el daño causado por el proyectil en el organismo del niño. Luego de culminada esa fase, se comenzaría a estudiar la forma en extraer la bala ya que, por el momento, resulta imposible practicar esa tarea antes de cumplir con los pasos que se están dando actualmente.
Según trascendió, el proyectil que hirió al menor debió ser disparado desde una distancia próxima al límite del arma empleada ya que, de lo contrario, los daños causados hubieran sido aún mayores.
Cuando la Policía tomó conocimiento de lo sucedido, se entrevistaron con familiares del niño baleado. En primera instancia, se consultó al padre del pequeño sobre la posible presencia de armas en su casa, a los efectos de descartar esa hipótesis. A la vez, se supo que la detonación oída por la abuela del pequeño al parecer procedía de la zona de la plaza Fructuoso Rivera, ubicada a apenas una cuadra del sitio donde el menor fue herido. Asimismo, el niño se encontraba inclinado sobre la vereda, con la espalda orientada en dirección a la plaza.
Como consecuencia, la investigación se focalizó en ese espacio público, practicándose indagatorias y rastrillajes en procura de ubicar posibles rastros de disparos.
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