Rurales | 09 Nov Los casos de abigeato y de jaurías diezmando la producción ovina en nuestro departamento no acaban, y los productores continúan sufriendo importantes pérdidas de animales y, por consiguiente, económicas en sus establecimientos. Ahora le tocó a un productor de la zona de Guaviyú, quien al recorrer el campo se encontró con la despreciable acción de delincuentes que se tomaron “todo el tiempo del mundo para matar seis ovinos y carnearlos y dejar los restos en el lugar donde cometieron la acción”.
“En esta zona es matemático que se realice alguna penca, carrera de caballos o criollas y aparezcan animales muertos”, explicó el productor, quien considera que si el proceder fiscalizador de las autoridades competentes –llámese Policía e Higiene de la Intendencia-- fuese el correcto, “seguramente no tendrían carne para vender en esos eventos”.
“Yo no tengo nada qué decir de la Policía y de la Bepra, porque cuando los he tenido que llamar, han venido rápidamente y efectuaron diversos allanamientos, pero todos sabemos que el problema es judicial, porque los detienen y los largan enseguida”, dijo el productor a EL TELEGRAFO.
En su predio de algo más de 250 hectáreas le mataron seis lanares y balearon otros tres. “A la distancia de unos 800 metros del casco del campo no se escuchan las detonaciones”, señaló el productor, “por lo que no escuché nada en ese momento”. “No entendés la impotencia que tengo”, dijo realmente molesto e indignado. “Hace algunos años terminé con toda la majada que tenía porque no se podía vivir, pero a uno le gusta trabajar con el ovino y volví a hacerme de ovejas”, acotó.
Hace unos meses, en otra carneada que sufrió, “los nenes malos --como yo los nombro-- me agarraron un caballo manso que tengo, juntaron las ovejas y sin problemas eligieron las que estaban mejores para matarlas y tomarse el tiempo de carnearlas en el lugar”, recordó.
“Y en estos meses que vienen la situación va a ser peor”, pues la demanda de corderos en las tradicionales fiestas siempre es importante “y vamos a tener que encerrar los corderos adentro de las casas o en los galpones para que no puedan matarlos, aunque suene raro, es la única solución que tenemos”, explicó el damnificado.