Paysandú, Miércoles 11 de Noviembre de 2015
Opinion | 06 Nov El colectivo Mujeres de Negro Uruguay, bajo la campaña “Ni una muerte indiferente”, lanzó una pauta publicitaria donde se presentan situaciones habituales de violencia doméstica con el protagonismo de niños y adolescentes que conviven con este flagelo diariamente. En 50 segundos, se presentan situaciones extremas que demuestran la perspectiva de estos niños, con sus anhelos y nerviosismo, ante la llegada de un progenitor golpeador. Bajo la modalidad de un Padre Nuestro modificado, las voces suplican para que ese día no sea uno más y el infierno se transforme en el amor necesario para seguir adelante con sus vidas.
Es que 25 mujeres han resultado asesinadas a manos de sus parejas en lo que va del año y otras siete padecieron un intento. Durante 2014 hubo más de 29.000 denuncias, mientras que al menos 170.000 mujeres sufren violencia ahora mismo y no pueden salir de ella. Estas cifras ubican a Uruguay en el triste privilegio de contener el índice más alto del mundo de homicidios de mujeres por violencia doméstica con el 0,73%.
En comparación con España, la violencia en Uruguay es diez veces mayor y es cinco veces mayor a lo que se conoce en Chile.
Noviembre se presenta cada año como el mes de lucha contra esta pandemia con una fase educadora, basada en los factores de riesgo que identifican estas situaciones. Los golpes, controles, insultos, celos, amenazas y otras situaciones de poder donde se esconden documentos, dinero o se alejan a los seres queridos, son el caldo de cultivo con un final incierto. En los últimos años, las llamadas aumentaron en forma considerable entre las mujeres de 26 y 35 años, al tiempo que en otros casos se observa la naturalización del hecho ante la imposibilidad de abandonar un hogar violento por sus condiciones económicas desfavorables.
Las pulseras electrónicas, que se instrumentan en la zona metropolitana, cuentan con una evaluación satisfactoria, sin embargo, las organizaciones sociales se manifestaron críticas al momento del tratamiento de una denuncia y su posterior derivación a la Justicia, tales como las medidas cautelares.
Algunos técnicos señalan que la ley de violencia doméstica --aprobada en 2002-- presenta impedimentos para realizar una denuncia judicial por este delito fuera del lugar del hecho. A esto se suma el reclamo de contar con la información del sistema informático del Ministerio del Interior, que permite conocer los antecedentes de una persona con solo ingresar su número de cédula de identidad, al momento de la radicación de una denuncia por violencia doméstica.
Incluso otros impulsan la creación de un registro de agresores condenados para instalar una herramienta de sanción social a una problemática instalada en la totalidad de las clases, pero no visibilizadas.
En este mes se realizarán actividades de difusión y compromiso que emanan desde las instituciones y se vuelcan a la comunidad. La participación activa será la respuesta a un impulso de prevención y erradicación creciente, a un flagelo que se incrementa cada día.
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