Paysandú, Sábado 14 de Noviembre de 2015
Policiales | 07 Nov La Justicia dispuso que se continúen las averiguaciones en procura de esclarecer el confuso episodio en el que resultó herido de bala un pequeño de un año y tres meses, ocurrido próximo a las 17.30 del martes, en las inmediaciones de la plaza Rivera.
De acuerdo a datos extraoficiales, se supo que el muchacho --vecino de la familia del niño-- se presentó en la Seccional Primera, ocasión en que manifestó que momentos antes del suceso había estado manipulando un arma calibre .22, que un conocido le había llevado. Asimismo, expresó que desconocía que el revólver estaba cargado, lo que comprobó al dispararse un tiro que terminó impactando en el pequeño que estaba jugando en la vereda de su casa, a escasos metros de distancia. Contando con varios elementos, el magistrado actuante tomó declaración a la abuela del pequeño --quien se encontraba en el momento del incidente junto a él--, su padre y al vecino. En tanto, a éste último le fue incautada el arma y se le permitió retirarse de la sede penal.
“NO ENTENDÍAMOS
QUÉ HABÍA PASADO”
El pequeño que resultó herido continúa internado en la Unidad de Cuidados Especiales Pediátricos y Neonatales (Ucepyn) de Comepa. Está estable y pese a que, en las últimas horas, tuvo un cuadro de broncoespasmos, evoluciona y los médicos tratantes han descartado extraer el proyectil que se encuentra alojado a escasos centímetros de la columna vertebral.
En tal sentido, EL TELEGRAFO fue recibido en el segundo piso de Comepa por la madre del niño, María Saracho, quien gentilmente contó el drama de lo sucedido. “Hoy (por ayer), al declarar el joven, se va entendiendo un poco más la situación”, manifestó.
“Era un día sencillo, yo había salido de trabajar y había ido a pagar unas cuentas, y demoré media hora. Esto ocurrió 17.30, porque tengo el mensaje que me mandó mi madre y era 17.50: 'Venite que se lastimó'. El salió a la vereda con mi madre, vivimos en Charrúas entre Guayabos y Cerrito, más sobre Cerrito fue eso. Cuando llego, ella lo había entrado y me decía que no sabía qué le había pasado. Como la moto de mi madre estaba estacionada en la vereda, abajo de la ventana, pensaba que se había lastimado ahí. Estaban en la vereda y la moto estaba al lado. El pegó como un grito y empezó a llorar, entonces mi madre lo levantó y lo entró, le empezó a mojar la cabeza pensando que se había pegado ahí, y le vio que tenía el buzo ensangrentado en la espalda. Cuando llegué, lo miré y vi que era una lastimadura, pero al ver que era profunda, decidí llevarlo a Emergencias. Nos preguntaban qué le había pasado y no sabíamos qué responder, pensábamos que habría sido con la moto o que se habría clavado algo. La doctora llamó a mi madre para ver qué vio y ella le repetía que había escuchado como una explosión y que pensaba que era de la moto, pero yo le decía que no podía ser porque estaba apagada”, relató la madre del niño.
“Le curaron la herida y le hicieron una ecografía para ver que no tuviera nada dañado, como no parecía ser nada grave le iban a dar el alta pero quisieron esperar que orinara. Orinó con sangre y eso les llamó la atención a los médicos, así que lo pasaron a sala y se coordinó hacerle una tomografía al otro día a la mañana y ahí fue que apareció la bala”. El proyectil entró por el costado izquierdo del pequeño, a la altura del estómago, “subió y quedó al lado de la columna, pegada. Se encontraron con hematomas chiquitos en la parte del riñón, tocó un poquito el colon, como que en el trayecto fue rozando pero no hizo grandes daños como habría podido ser”, dijo. “Nunca había visto una herida de bala por eso que cuando lo vi jamás me imaginé que podría ser eso”, comentó.
Lo ocurrido es algo que “no tiene explicación, hace tres días que es otra realidad. Le hicieron una pequeña intervención, una abertura adelante para mirar qué órganos estaban dañados y de dónde venía la hemorragia, pero desde un principio se descartó que la bala se pudiera extraer. No hay manera alguna, porque es un lugar que está cerca de la aorta, está lleno de vasos y no pueden tocar, ya que si lo hacen puede llegar a ser más riesgoso. Dicen que no corre riesgo teniendo la bala ahí, salvo algunos cuidados que va a tener que adoptar, por ejemplo no hacerse nunca una resonancia magnética. Es aprender a convivir con eso. Como dicen acá, es un milagro”, dijo.
LA DUDA DE LO OCURRIDO
Tras descubrir el proyectil, los padres del pequeño hicieron la denuncia en la Seccional Primera: “No hicimos mucho más que estar acá con él. Se nos tomó declaración, fueron a casa a ver si teníamos armas y también les preguntaron a los vecinos. La Policía preguntaba incluso si era algo personal o intencional y la verdad que no sabíamos qué decir”. El joven que se presentó ante la Policía vive en la misma cuadra del pequeño. “Mi esposo y mi madre estuvieron en el Juzgado hoy (por ayer) y saben poco de la declaratoria del muchacho. Solo que estaba manipulando un arma que no era de él y que se le disparó. Aparentemente estaba arriba, en un segundo piso, por la misma vereda nuestra. Calculo que se debe haber enterado por las noticias”, mencionó la joven madre, quien considera que más allá del hecho aparentemente accidental, como padres piensan “ir hasta las últimas consecuencias porque hay un responsable y queremos que la Justicia lo resuelva”.
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