Deportes | 13 Nov ECUADOR 2 URUGUAY 1
Escenario: Estadio Olímpico Atahualpa de Quito.
Árbitros: Ricardo Marques, Fabricio Da Silva y Rodrigo Correa (Brasil).
Ecuador: Alexander Domínguez, Juan Carlos Paredes, Gabriel Achilier, Frickson Erazo, Walter Ayoví, Pedro Quiñónez (46’ Alex Bolaños), Christian Noboa, Fidel Martínez, Jefferson Montero (89’ Angel Mena), Miller Bolaños (82’ Juan Cazares) y Felipe Caicedo. DT: Gustavo Quinteros.
Uruguay: Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, Sebastián Coates, Diego Godín, Martín Cáceres, Carlos Sánchez, Egidio Arévalo Ríos, Alvaro González (88’ Alvaro Pereira), Nicolás Lodeiro (62’ Diego Rolan), Edinson Cavani y Abel Hernández (85’ Michael Santos). DT: Celso Otero.
Goles: 23’ Felipe Caicedo (E), 49’ Edinson Cavani (U), 59’ Fidel Martínez (E).
Amonestados: Pedro Quiñónez, Juan Carlos Paredes, Gabriel Achillier, Alexander Domínguez (E); Maximiliano Pereira, Diego Godín (U).

¿Sorpresa? ¿Desazón? No: simplemente realidad. Uruguay tuvo el primer tropezón en las eliminatorias, perdiendo en Quito frente a Ecuador por 2 a 1, cayendo en una tabla de posiciones que, antes de este compromiso por la tercera fecha del camino rumbo al Mundial 2018 lo encontraba líder.
Ecuador fue el encargado de dejar en claro que el recorrido será largo, que hay que estar alejado de la euforia y también del derrotismo. Y que todo se terminará cuando se termine. Recién al final del extenso camino será tiempo de pasar raya.
Ayer Uruguay cayó y cayó bien ante los ecuatorianos. Cometió errores impensados, tácticamente no fue aplicado, y pagó las consecuencias.
La receta anti-altura le dio resultado en La Paz, pero no en Quito. No es cuestión de reprochar actitud, porque es impensado que no exista. Pero Uruguay invitó a atacar por su sector izquierdo, con un Cáceres desorientado. Se volvió a tener a Cavani y se prefirió someterlo a un ida y vuelta desgastante, más dedicado a intentar frenar los avances del local que a mirar el arco contrario (protagonizando incluso algún blooper debido a ello) más allá de que fue el encargado de anotar lo que sería el empate celeste, y que instantes más tarde, el golero rival le sacó el segundo gol que podría haber puesto a Uruguay en ventaja.
¿Se jugó mal? No. La respuesta pasa por el hecho de que el rival fue contundente en el primer tiempo (en su primera llegada en serio marcó la apertura del marcador pero aprovechando los espacios por la izquierda, por donde se envió el centro al corazón del área), y de que con el paso de los minutos dominó en un complemento que al principio fue de ida y vuelta, y que luego aprovechó el hecho del cansancio lógico de la visita que, desde el banco, no reaccionó a tiempo.
Uruguay tuvo lo suyo y desnudó algunas falencias en el rival, pero sin la fuerza suficiente como para capitalizarlas.
Y Ecuador hizo negocio. Aceleró, probó de afuera, hizo que Muslera terminara sacando a lo largo del partido varias pelotas con destino de gol.
Hasta que llegó el segundo, producto de una subida por la izquierda del ataque, con un remate de Montero que derivó en el rebote de Muslera y sin que nadie protegiera la llegada de Martínez. Ecuador tuvo a Noboa como distribuidor, como motor en la mitad de la cancha. Y allí se generó, cuando el físico de la visita comenzó a mermar, la diferencia. Uruguay no reaccionó a tiempo, no varió las cartas, perdió un partido perdible que lo pone con los pies sobre la tierra, sabiendo que el martes hay que ganarle a Chile en casa, donde no se pueden dejar puntos.