Paysandú, Viernes 20 de Noviembre de 2015
Rurales | 15 Nov Aunque aún es prematuro aventurar el éxito de la presente zafra de invierno, las cosechas de trigo y cebada que se han concretado en el departamento de Paysandú han comenzado “con buen pie”, lográndose rendimientos que en las primeras chacras superan los 3.500 kilos por hectárea.
Lo aseguró a EL TELEGRAFO Sergio Pastorini desde Quebracho, quien manifestó: “Desde hace algunos días estamos cosechando y logrando buenos rendimientos en trigo que están por arriba de los 3.500 kilos por hectárea”. Agregó que “a excepción de zonas en las chacras en las que el grano presentó algún pequeño problema sanitario por ser de la zona de bajos en donde todavía había algo de humedad, en general el 10% del área que la empresa tiene para cosechar ha logrado buenos rendimientos de trigo”.
Pastorini señaló que “hay chacras sembradas muy tempranas que fueron afectadas por las heladas y que tuvieron problemas de calidad”, pero “en general las expectativas de cosecha son buenas”. Sobre la cebada, “ya llevamos varias toneladas recibidas con rendimientos en las chacras de más de 3.500 kilos por hectárea, pero aún queda mucho por entrar de una zafra que recién está comenzando”, dijo.
También en la zona pero desde ADP Agronegocios del Plata, el ingeniero agrónomo José “Pepe” Buzzi indicó que la empresa realizó trigo de cobertura de bajo costo “con calidad y rendimientos menores”, pero resaltando que el trabajo de las máquinas “ha sido el normal”.
Por su parte, desde la Cooperativa Agraria Nacional (Copagran), el ingeniero agrónomo Braulio Laurino, dijo que en las chacras que tenemos en la zona aún no se empezó la trilla por falta de piso, pero tenemos información de colegas y productores de que los primeros rendimientos son buenos”. Expresó que en general los productores “optan por finalizar la siembra de soja de primera aprovechando las buenas condiciones de piso y los anuncios de lluvias que han venido muy bien en general, para luego recién realizar la cosecha”.
Reconoció que “un alto porcentaje de la cebada tuvo problemas por el exceso de lluvias en el mes de agosto”, cuando en varias zonas llovió por encima de los 220 milímetros, por lo que se optó que “el seguro pagara el exceso hídrico y por ende los rendimientos serán menores”. Respecto a lo acontecido, Laurino recordó que se apreció que los cultivos no llenaban el grano y en la hilera faltaban algunos, por lo que decidieron que el seguro pagara el impacto en los cultivos y los rendimientos seguramente estarán en el entorno de los 2.000 kilos o por debajo”.
Por otra parte, “el agua vino bien para la soja de primera que está toda implantada, e incluso ya se está empezando la de segunda”, manifestó Pastorini. Entiende que con la lluvia del pasado lunes y este jueves “se terminó el déficit hídrico en los campos y para la agricultura viene muy bien. Ahora hay que aguardar que no llueva en exceso para que no se complique la trilla de invierno”.
MALEZAS TOLERANTES AL GLIFOSATO
El ingeniero agrónomo Alexis González, gerente de producción agrícola de ADP Agronegocios del Plata, manifestó que “como todos los años, al momento de quemar con Glifosato las coberturas de invierno para la siembra de soja de primera, nos encontramos con malezas que son cada vez más difíciles de controlar”.
Para lograrlo, “mezclamos diferentes herbicidas, buscando distintas formas de acción sobre la maleza. Lo anterior se debe a que si aplicáramos siempre el mismo herbicida, estaríamos golpeando sobre el mismo lugar de la planta. En cambio, al rotar los principios activos, intentamos matar las malezas de distintas formas”, dijo a Agrorredes. Si bien estas mezclas acarrean un aumento de costos, son necesarias para que el sistema se mantenga sustentable en el tiempo”. Una de las malezas con más presencia que se detecta este año es el raigrás tolerante a Glifosato. “Desde hace años, existe la idea de que el raigrás se controla hasta con el olor a Glifosato, lo que trajo aparejado la utilización de sub-dosis para su control. Esta aplicación de subdosis, asociada a varias aplicaciones durante el año, trajo como consecuencia que la maleza comenzara a ser más difícil de controlar. Si bien inicialmente solo se aprecian en las chacras algunas pocas matas, estas producen semillas, lo que significa que para el año siguiente aumentará su presencia en la chacra”, dijo.
Por lo anterior, González entiende que “es muy importante no dejar que el raigrás tolerante produzca semillas, ya que es más fácil controlar unas pocas plantas que una chacra llena de raigrás tolerante. Para el control de estas plantas, es necesario la aplicación de un graminicida o si están muy cerca de semillar, debemos utilizar un desecante total. Es importante recordar que todos estos tratamientos deben ser realizados antes de la siembra del cultivo de soja”.
Otra maleza que está dando problema este año es el Amaranthus (yuyo colorado), también tolerante a Glifosato. “Esto es un problema relativamente nuevo para nuestras chacras que importamos de otro país”, sostuvo el profesional. “Se sospecha que vino de Estados Unidos o de Argentina, introducido en alguna maquinaria importada. El manejo de esta maleza es más complicado que el raigrás, porque no solo tiene tolerancia al Glifosato sino que es tolerante a otros herbicidas, como los herbicidas inhibidores de la ALS”.
De igual forma que con el manejo del raigrás, “es muy importante evitar que esta maleza produzca semillas, con el agregado de que tiene una gran capacidad de producir semillas. Precisamente, al trillar, las semillas ingresan en la cosechadora, y se diseminan de forma mecánica, en el mismo campo o en otros campos que coseche esa máquina a posteriori. Por lo anterior, es muy importante limpiar las máquinas que cosechen potreros en los que detectemos presencia de Amaranthus tolerante a Glifosato”. Asimismo, incide negativamente en el control del Amaranthus, “la presencia de múltiples flujos de nacimientos durante el cultivo de la soja, puesto que si bien es importante sembrar sin la presencia de la maleza, luego debemos estar atentos a los nuevos nacimientos”.
De idéntica forma que el raigrás tolerante a Glifosato, también en el caso del Amaranthus para lograr el control de lo que está nacido y evitar nuevos nacimientos, “debemos recurrir a la mezcla de distintos herbicidas”. En este sentido, “nosotros estamos utilizando herbicidas a base de metribucin, fomesafen y alfa metolaclor para el control del Amaranthus tolerante a Glifosato. Cabe destacar que para la utilización de herbicidas es muy importante contar con la recomendación de un ingeniero agrónomo especializado, ya que algunos herbicidas se deben utilizar preemergencia y otros posemergencia del cultivo de soja”.
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