Paysandú, Domingo 29 de Noviembre de 2015
Opinion | 26 Nov Lejos de revisar sus políticas antitabaco, ante la presión del juicio internacional librado por la multinacional Philip Morris, el presidente Tabaré Vázquez resolvió aumentar la carga tributaria para la comercialización de cigarrillos y a la vez restringir aún más las medidas para el empaquetamiento de las unidades.
Vázquez comenzó a instrumentar políticas antitabaco en su primer gobierno, en 2005, con un respaldo social admirable para un país que respondiendo a su cultura eminentemente latina, suele ignorar leyes o tener marcada laxitud a la hora de cumplirlas.
Ahora, nuevamente al frente del Poder Ejecutivo, el presidente retomó el combate del tabaquismo con dos medidas que implican por un lado aumentar aún más los impuestos de los cigarros y comenzar a implementar las cajillas planas, es decir el mismo empaquetado para todas las marcas, con el mismo tipo de letra, color y diseño.
Si bien implementar las cajillas planas era una de las medidas previstas por los técnicos que trabajan en políticas antitabaco, es la primera vez que el presidente lo anuncia.
Sin dudas el mandatario es coherente en esta materia, y ciertamente los precios de los cigarrillos ya están aumentando. En junio de este año Vázquez dispuso una suba de 10% del Impuesto Específico Interno (Imesi), lo que generó que las cajas de 20 cigarrillos costaran cuatro pesos más por unidad.
“Uruguay está decidido a seguir luchando con su pueblo, con su gente. No vamos a poner nuevos impuestos, pero hay un impuesto que no es nuevo y lo vamos a aumentar y es el impuesto al tabaco. Vamos a aumentar el impacto del impuesto al tabaco para encarecerlo”, sostuvo.
Claro, el encarecimiento es uno de los aspectos que inciden para reducir el consumo, aunque debe complementarse necesariamente con un proceso de concientización de la población, sobre todo dirigido a sectores de alto riesgo, como los adolescentes, lo que se está haciendo ya a partir de la escuela, concientizando a los niños y a la vez a través de éstos transmitiéndolo a sus hogares.
El economista Dardo Curti, integrante del Centro de Investigación para la Epidemia del Tabaquismo (CIET), sostuvo que 80% del descenso en el consumo de cigarros en Uruguay entre 2005 y 2010 se debe a las políticas impositivas y 20% a medidas como la prohibición de fumar en lugares cerrados.
Otra de las apuestas para los próximos cinco años es la lucha contra el contrabando de cigarrillos. Vázquez anunció que se han dado “todas las instrucciones a los ministerios correspondientes para una lucha frontal contra el contrabando de tabaco que invade desde Paraguay y desde Brasil”, lo que es un elemento complementario pero no por ello menos importante.
Es que este ingreso ilegal mantiene el consumo alto de determinados sectores que tienen acceso a los cigarrillos de manera económica y a la vez determina que el Estado deje de percibir impuestos, haciendo doblemente pernicioso el consumo de esta droga que constituye un verdadero flagelo contra la salud de los uruguayos.
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