Opinion | 23 Nov Sigue pendiente una reunión entre el presidente Tabaré Vázquez y su fuerza política, que se encuentra ávida por manifestarle su preocupación ante los problemas de relacionamiento desde que asumió el cargo el pasado 1º de marzo.
Es evidente que su segunda presidencia ni siquiera se asemeja a aquel lejano enamoramiento de la izquierda con su líder incuestionable, donde la dirigencia y sus legisladores no se atrevían a plantearle sus discrepancias, en tanto se cuidaban de abrir opiniones que osaran incomodarlo frente a los medios de comunicación.
Hoy el cambio es sustantivo. Mientras usan esos canales de expresión para dar a conocer su inconformidad hacia su interna política, paralelamente reprueban bajo un dudoso manto moralista, el desempeño de esos mismos medios que --un día sí y otro también-- emplean para revelar sus divergencias.
Es que lejos de presentar sus desacuerdos en los órganos establecidos, han optado por los golpes de gracia y en otros casos hasta resulta dificultoso distinguir si tales declaraciones se efectuaron desde tiendas opositoras u oficialistas.
El desempeño de Uruguay en la política internacional, con una clara posición de apoyo a las Naciones Unidas en sus acciones contra el terrorismo, los atentados del Estado Islámico en Francia o las elecciones legislativas en Venezuela --que incluso sirvió para un profundo distanciamiento entre el excanciller Luis Almagro y el senador José Mujica--, actuaron como un raro caldo de cultivo para una coalición que se presentaba monolítica detrás de un liderazgo.
A esto se suma la posición de los diputados “rebeldes” Darío Pérez, Sergio Mier y Victor Semproni que no votaron algunas acciones contenidas en el Presupuesto, al tiempo que Gonzalo Mujica cuestionó las políticas sociales y de seguridad. “Habría que terminar con el asistencialismo crónico” representado por “las empleadas domésticas que no quieren que las pongan en caja porque reciben tres programas distintos del Mides” o “el modelo progresista de seguridad está sufriendo desajustes porque hemos hecho hincapié en ver al delincuente como víctima de la sociedad y no al delincuente como a un victimario”, disparó el legislador electo por el Espacio 609.
La empresa Equipos señaló que Vázquez, elegido por mayoría, tiene el 26% de respaldo a su gestión. Eso significa una lectura negativa hacia la propia interna, que deberá recomponerse con cercanía y mayor diálogo para que los debates en los medios no se vuelvan tan predecibles.