Rurales | 01 Dic Los productores remitentes a la industria Indulacsa atraviesan “una situación desesperante”, confió a EL TELEGRAFO el directivo de la Sociedad de Fomento Rural de la Industrial Lechera de Salto (Sofrils), Luis Enrique Azanza, quien indicó que hoy están “recibiendo en el entorno de $ 4,80 por litro de leche remitida a planta”.
Para el productor y dirigente gremial, “los productores sufren endeudamiento y descapitalización”. El costo de producción de leche “oscila actualmente en los U$S 0,30, y estar cobrando entre U$S 0,15 y U$S 0,17 es un desastre, lo que ya de por sí demuestra la situación de los productores”, dijo.
“Desde el punto de vista gremial hemos hecho todos los esfuerzos posibles para revertir esto, pero lamentablemente desde la empresa no recibimos respuesta”, explicó. La planta industrial salteña recibe diariamente más de 30.000 litros de leche, de unos 60 productores de Sofrils. La mitad de esa cifra son remitentes de menos de 200 litros diarios, en tanto que el resto envía volúmenes de entre 2.000 y 4.000 litros. La sociedad cuenta además con otros 30 productores que son remitentes a Conaprole.
“Hemos llegado ahora a hacer una consulta ante la Comisión de Defensa a la Competencia, organismo que funciona dentro del Ministerio de Economía y Finanzas. En el primer informe avaló nuestra posición, pero no tuvo la respuesta del lado de la empresa, por lo que ahora se abrió otra comisión que estudia el tema de la lechería, el precio de la leche y los costos de producción”, precisó Azanza.
Sostuvo que los productores del norte “son rehenes de esta industria porque Conaprole, que levanta en la cuenca, no quiere leche ahora, PILI que está cerca tampoco, al igual que la industria Claldy de Young. Algunos productores tienen alternativas de producción, como puede ser la agricultura. Pero hay productores que se han descapitalizado y terminaron vendiendo vacas de forma de subsistir, y algunos directamente se han retirado de la producción”, agregó. Azanza expresó que “hay un grupo relativamente chico ubicado en lugares estratégicos que se ha dedicado a la venta de leche cruda a 10 o 12 pesos. Entiende que es un peligro que se venda leche cruda a la población, pero también sabemos que esos productores deben vivir y no tienen otra solución”.

“SITUACIÓN NO AGUANTA MÁS”
El bajo precio que reciben por su producción de la empresa, que pertenece al Grupo Lactalis, derivaría en que varios pequeños tamberos puedan cesar sus actividades en enero próximo. “Ahora el Fondo Lechero en algo, desde el punto de vista financiero y momentáneo, soluciona en el corto tiempo, tapando algunos agujeros y ayuda a subsistir para adelante, pero esta situación no se aguanta más”, acotó.
Esta situación “ha sido denunciada a todo nivel, pero el Ministerio de Ganadería no tiene muchas herramientas para interceder ante la empresa. Se buscó una solución respecto a la obtención de las semillas para cultivos de verano, consiguiéndose una financiación a través de República Microfinanzas”, puntualizó el dirigente, pero aclaró que el resto –laboreo y siembra– estuvo a cargo de los productores.
Azanza se refirió a manifestaciones del gerente de la empresa, el argentino Pablo Asis, que llamaron la atención.
“Estuvo en la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados y manifestó ante los conceptos de los legisladores de que pagaba muy poco la leche, que estaba exportando subproductos a precios normales. Dijo que eso lo hacía porque le servía para entrar los quesos a México, lo que raya al delito porque dicen que exportan a determinados precios y la realidad es otra, por lo que aguardamos novedades del ministerio de alguna acción ante la DGI”, afirmó.
La semana anterior se realizó una asamblea de Sofrils a la que concurrió el presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), doctor Ricardo de Izaguirre. Allí se valoraron los esfuerzos bien encaminados para encontrar una solución a esta compleja situación, pero no se vislumbra una salida a esta crisis en el corto plazo.