Paysandú, Domingo 06 de Diciembre de 2015
Rurales | 03 Dic En el marco de la 21ª Cumbre de Cambio Climático que se realiza en París y el Día de la Agricultura, ante la presencia de delegados de gobiernos, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, expuso sobre la política nacional de uso y conservación de los suelos que es aplicada actualmente en Uruguay.
El secretario de Estado fue el principal orador de un encuentro en el que Francia lanzó la llamada “Iniciativa 4 x 1000, Suelos para la Seguridad Alimentaria y el Clima” a la que Uruguay adhiere. La iniciativa apunta a mejorar el contenido en materia orgánica y propiciar la captura de carbono en los suelos.
En un documento elaborado por el MGAP, se afirma que la iniciativa “está fuertemente alineada con los esfuerzos de conservación y mitigación que el país lleva adelante”. Basada en una sólida documentación científica y acciones concretas en el campo, la iniciativa “4 x 1000” quiere puntualizar que la seguridad alimentaria y la lucha contra los desbarajustes climáticos son complementarias y que la agricultura aporta soluciones. Sostenido por un ambicioso programa de investigación, esta iniciativa consiste en una coalición de actores voluntarios en el marco del Plan de Acción Lima-París.
En ese marco, Aguerre presentó la política de suelos aplicada en Uruguay que persigue un doble objetivo, de adaptación y mitigación al cambio climático.
“En un enfoque preventivo, hoy planificamos en función de la capacidad de uso de los suelos, y los planes agrícolas deben adecuarse a eso. Hoy tenemos 1,5 millones de hectáreas, 13.160 planes presentados que ocupan el 98% del área de cultivos, con relevamiento que es controlado por imágenes satelitales”, dijo.
Recordó que Uruguay tiene investigación local continua sobre el manejo de cultivos desde hace 60 años y que fueron la base de la política actual de suelos. Para el futuro se espera en el país una agricultura integrada con pasturas, que permita ir regenerando parte del carbono que hemos perdido de los suelos destinados a la agricultura.
En relación con las “Iniciativa 4 x 100” a la que Uruguay adhiere, dijo que el 60% del territorio del país posee pastizales naturales y la política que se inicia apunta al mejor manejo de los pastizales para mejorar el nivel de resiliencia.
“Necesitamos más investigación para conocer más la dinámica, pero además la decisión política de trasformar el conocimiento en un marco legal y normativo que permita construir ese desafío de hacer crecer la economía, permitir que la agricultura sea una oportunidad de desarrollo para los agricultores, lograr una buena adaptación y hacernos responsables de los problemas vinculados con la mitigación al cambio climático” afirmó.
En Uruguay, que es un país de base ganadera, la suplementación estratégica es básica junto al buen manejo del pastoreo. “Hemos definido una estrategia de mejora de la productividad de los pastizales naturales y el aumento de la productividad de la carne. Podemos aumentar un 25% mejorando el balance de nitrógeno, disminuyendo la huella de carbono, y logrando todos los objetivos”, confirmó el ministro. En el cierre, reflexionó sobre la meta que persiguen las políticas de conservación de suelos y pastizales para las nueva generaciones, “una agricultura resiliente, adaptada y comprometida con el cambio climático es el camino, no para ganar más dinero, no para vivir esta generación, sino para dejarles a las futuras generaciones de habitantes del planeta y de agricultores, una oportunidad digna desde donde desarrollarse de forma comprometida con su sociedad y con su ambiente”.
OBJETIVO
La iniciativa “4 x 1000” tiene el objetivo de mejorar el contenido en materia orgánica y propiciar la captura de carbono en los suelos, mediante la implementación de praxis agrarias adaptadas a las condiciones locales, ambientales, sociales y económicas, como las que propone la agroecología, la agroforestación, la agricultura de conservación y la gestión de paisaje. Esta iniciativa hace que los actores sean copartícipes de una transición hacia una agricultura productiva, altamente resiliente, basada en una gestión adecuada de la tierra y del suelo, que cree empleos e ingresos y fomente asimismo el desarrollo sostenible. Esta iniciativa forma parte del Plan de Acción Lima-París y contribuye con el objetivo de llegar a un mundo neutro frente a la degradación de la tierra. Los actores se comprometen a obrar por que la máxima cantidad de suelos agrícolas se beneficien de prácticas encaminadas a mantener o mejorar su contenido de carbono o a preservar los suelos con grandes reservas de carbono. Cada uno de los actores se comprometerá con un objetivo, uno o varios tipos de acciones (gestión de las reservas de carbono de los suelos y demás medidas de acompañamiento como seguros paramétricos, pago por servicios ecosistémicos, etc.), un calendario y recursos.
La iniciativa debe enviar una señal contundente del potencial del sector agrícola para participar en el objetivo de neutralidad en las emisiones de carbono a largo plazo por parte de las economías. De acuerdo con un informe preparado por Francia, promotor de la iniciativa, este índice de crecimiento no pretende ser una meta normativa para los países, sino que demuestra que hasta el más mínimo incremento del almacenamiento de carbono en los suelos agrícolas --incluyendo praderas, pastizales y bosques-- tiene un impacto considerable para mejorar la fertilidad de los suelos y la producción agrícola. Al mismo tiempo, contribuye al logro del objetivo a largo plazo para limitar el aumento de la temperatura a +1,5/2ºC, un máximo para evitar que las consecuencias inducidas por el cambio climático sean significativas. Esta iniciativa es un complemento a los esfuerzos indispensables para reducir tanto de forma global como general las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los ámbitos de la economía.
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