Paysandú, Lunes 07 de Diciembre de 2015
Opinion | 02 Dic Desde el lunes los líderes mundiales están reunidos en la Cumbre del Clima de París (COP21), donde han expresado que hay que actuar ya para detener el calentamiento global, un objetivo en el que coinciden más de 150 jefes de estado y de gobierno que inauguraron en Francia la COP21.
En este contexto, durante los próximos 15 días, se buscará el primer acuerdo universal y vinculante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático. En esta primera sesión han intervenido el presidente francés, François Hollande, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y el de China, Xi Jinping, representantes estos dos últimos precisamente de los países más contaminantes del planeta.
“No puedo separar la lucha contra el terrorismo de la lucha contra el calentamiento global”, dijo Hollande. “Estos son dos grandes retos que tenemos que afrontar, porque tenemos que dejar a nuestros hijos más que un mundo libre de terror, también les debemos un planeta protegido de las catástrofes”.
Por su parte, Ban Ki Moon advirtió que la comunidad mundial debe ir “más rápido, más lejos” para limitar el aumento de temperatura a 2 ºC, el límite que los científicos consideran que no se debe rebasar para evitar males mayores. “París debe marcar un giro decisivo”, añadió.
Tanto Obama como el presidente chino han coincidido en que aún no es tarde, pero hay que actuar ya.
“Pongámonos a trabajar”, sentenció el estadounidense.
Esta primera semana de la COP21 será el turno de las negociaciones técnicas, mientras que en la segunda les corresponderá a los ministros del área atar los cabos para llegar a un acuerdo sobre el que todavía flotan dudas tan relevantes como si será vinculante o no.
El 11 de diciembre debería clausurarse la reunión con la firma de los acuerdos, pero, como suele ocurrir en estos foros internacionales, luego de la dificultosa tarea de acordar la letra, generalmente diluida para contemplar intereses, comienza otra etapa tan o más difícil, pocos son los que creen que ese día termina todo. Al contrario, muy probablemente las negociaciones deberán continuar para tratar de alcanzar un acuerdo histórico que sigue postergándose.
Destacan los observadores internacionales que planteada como “la última oportunidad” para la Tierra, la COP21 tiene un apoyo político sin precedentes, al punto que nunca antes tantos líderes mundiales se habían concentrado “en el mismo lugar, al mismo tiempo”, que da una idea de la trascendencia de la llamada Conferencia de las Partes de la Convención marco de la ONU sobre el Cambio Climático, cuyo objetivo declarado es lograr que el acuerdo, que se aplicará a partir de 2020, inicie el proceso mundial de descarbonización.
Tras el acuerdo de mínimos de la cita de Copenhague en 2009, en esta ocasión se busca evitar que para 2100 la temperatura del planeta aumente más de 2 ºC, el límite recomendado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Asimismo, se abordarán los procesos de colaboración y adaptación a los impactos que genere el cambio climático.
La cumbre arrancó con optimismo después de que la Casa Blanca anunciara que 20 países, entre ellos los cinco más poblados (y más contaminantes) --China, Estados Unidos, India, Indonesia y Brasil-- han decidido duplicar sus inversiones en energías limpias. El conjunto de estas 20 naciones representa el 75% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, principal gas causante del efecto invernadero y ahora se compromete a duplicar su respectiva investigación de la energía limpia y el desarrollo de la inversión (I+D) para los próximos cinco años.
Los países que forman parte de esa propuesta son algunos de los mayores productores de petróleo y gas (Estados Unidos, Canadá, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, México, Noruega e Indonesia). También están incluidos muchos con alta penetración de las energías renovables, como Canadá, Noruega, Dinamarca, Brasil y Chile.
De todas formas, los antecedentes no son buenos en lo que hace a los acuerdos y metas alcanzados, por más que en los foros aparezcan encendidos alegatos dando cuenta de lo que se hará y el grado de concientización que se ha logrado en ámbitos internacionales reacios a avanzar en acuerdos.
Expertos señalan que hay razones para pensar que la COP21 de París marcará un antes y un después en la lucha contra el cambio climático, gracias a la consecución de un compromiso vinculante y definitivo para la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera a partir del año 2020. Hasta esa fecha durará el aplazamiento que desde la COP de Copenhague se hizo al Protocolo de Kyoto, que marcaba un recorte en las emisiones de dióxido de carbono del 15% para los países firmantes con respecto a lo emitido en 1990.
El “acuerdo universal sobre el cambio climático” que se pretende cerrar en París tiene como objetivo principal limitar el aumento de la temperatura global en menos de 2º C, pero la falta de éxito de las anteriores cumbres ha sido, en gran medida, la no ratificación de lo acordado por las grandes potencias y algunos países desarrollados, que son los causantes de más de la mitad de las emisiones contaminantes.
A esta altura no puede soslayarse que el incremento de la población mundial determina que crezca el consumo de los recursos del planeta en forma paralela y, en la misma medida, la contaminación. Urge que se pase de la dialéctica y de las evasivas a la asunción de compromisos reales, alcanzables, para que en la próxima cumbre se festejen logros en lugar de excusas.
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