Paysandú, Lunes 07 de Diciembre de 2015
Opinion | 04 Dic El último informe presentado por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) reafirmó lo que anunciaron durante largos años los investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y que refiere a los altos niveles de contaminación por fósforo existentes en la cuenca del río Santa Lucía y a los restantes cursos de agua.
Si bien el documento se focaliza en una toma de agua superficial que abastece a más de la mitad de los uruguayos, no es menos cierto que los niveles de cianobacterias y floraciones algales existen al norte del río Negro desde hace al menos 30 años, sin las repercusiones mediáticas actuales.
El documento de este organismo dependiente de Presidencia de la República asegura que las mediciones duplican los niveles de contaminantes sugeridos por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y en algunos casos es aún más.
La OPP dice que “existen signos claros de pérdida de calidad del agua en los principales cursos empleados para abastecimiento a la población, en buena medida debido a la presión generada por la actividad ganadera y agrícola” y explica que “Uruguay no escapa a la tendencia mundial de aumento de la presión sobre los sistemas naturales generada por el crecimiento de la actividad económica, que incide negativamente en la calidad del aire, el agua, los suelos y la biodiversidad”. Su diagnóstico –certero, por cierto– no agrega a la población algo que ya no sepa, sino que justifica ese deterioro provocado desde hace años ante la falta de controles y un “dejar hacer, dejar pasar” que se agudizó con el paso del tiempo y de las administraciones, que miraron hacia otro lado.
Las alarmas se activaron desde la población en 2013, que denunció mal olor y sabor en el agua. Sin embargo, los registros eran negativos desde dos años antes, cuando la Dinama registró en 2011 los peores valores de contaminantes en esa cuenca. A pesar de los guarismos constatados bajo otra administración frenteamplista, recién en octubre pasado la Intendencia de Canelones y el Ministerio de Vivienda y Medio Ambiente anunciaron la concreción de un protocolo común de monitoreo del río.
Paralelamente, en Maldonado se reiteraron los problemas de calidad del agua a pocos días del comienzo de la temporada turística, en la zona de Laguna del Sauce y a pesar de las inversiones, resulta obvio que una problemática ambiental de este estilo no cambiará sustancialmente con el paso de los meses, en tanto desde hace años evoluciona sin controles específicos.
Las responsabilidades para tratar un problema común permanecen divididas y no se lleva adelante una tarea coordinada que cuide las fuentes de agua superficial a nivel nacional. No es necesario un alto nivel de capacitación técnica para saber que no existe una planta que no pueda tratar sus efluentes, sin embargo, los desechos crudos se han volcado directamente a los ríos y arroyos durante años.
El refranero popular señala que “solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena” y hoy, casualmente, es un día para recordarla.
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