Opinion | 07 Dic En febrero se adoptarán nuevas acciones enmarcadas en la prevención del consumo problemático de alcohol, bajo las estrategias planteadas hacia 2020, basadas en la educación y con el involucramiento de políticas sanitarias.
Sin embargo, en la conferencia de prensa realizada por el ministro de Salud, Jorge Basso, y las legisladoras Verónica Alonso y Susana Montaner, reconocieron la ausencia de una regulación para el expendio de bebidas --cuyo asunto se analizará el año próximo-- y un segundo capítulo enfocado a la publicidad con un cambio de paradigma. Allí, Alonso recordó que en los aspectos impositivos “no hay instancias para nuevos impuestos” y se excusó de anticiparse “a algo que no se ha dado desde el análisis y el debate”, sino que se deberán buscar los mecanismos para bajar el consumo problemático.
Consultado acerca de las medidas que se llevarán adelante en la práctica, Basso reconoció la necesidad de lograr el involucramiento de la sociedad. Es decir, hasta el momento, no se anunciaron medidas específicas y concretas para regular el consumo de una sustancia tan extendida como tolerada culturalmente.
Los controles se ejecutan con recursos materiales y humanos capacitados y destinados a tal fin, con arraigo y llegada en las nuevas generaciones que transitan en horarios nocturnos y en una diversidad de circuitos, quienes ya tienen en claro sus derechos, pero requieren planes orientados a la sensibilización durante todo el año.
A todo esto, se deberán sumar las características de las familias disociadas o desunidas, algunas de las cuales –probablemente-- desconozca que un adolescente o joven consume alcohol, mientras que un comerciante irresponsable lo expende en cualquier sitio.
Es importante recordar que en Uruguay hay casi 36.000 puntos de venta de alcohol o uno cada 100 habitantes, por lo tanto, todos somos conscientes de un problema naturalizado. De hecho, hay 260.000 personas con consumo problemático de alcohol y los energizantes son la segunda droga con mayor prevalencia en este colectivo, donde el mayor porcentaje de usuarios tiene entre 18 y 25 años.
No obstante, la pregunta reiterada se enfoca en cómo se controlará la venta de alcohol durante el horario en que está prohibida su comercialización –actualmente de 0 a 6, pero se extenderá de 22 a 8-- para no fomentar un mercado paralelo y competencia desleal contra restaurantes, bares y pizzerías.