Paysandú, Jueves 10 de Diciembre de 2015
Nacionales | 07 Dic En Uruguay, el 63% de los niños de entre 2 y 4 años es sometido a algún “método de disciplina violenta”, lo que incluye la violencia psicológica y el maltrato físico severo, según el informe Reporte Uruguay 2015 de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), que toma la información de la encuesta de indicadores múltiples por conglomerados de 2013, realizada por Unicef y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
El informe aclaró que por violencia psicológica se entiende haberle gritado al menos una vez en el mes anterior. El maltrato físico severo incluye sacudones, palmadas o golpe en la cola, mano, cara, cabeza y orejas, según datos recogidos por El Observador.
Reporte Uruguay 2015 es un estudio sobre la evolución de varias de las políticas vinculadas con el bienestar social desde una perspectiva comparada. El dato mencionado se enmarca en el capítulo de desarrollo infantil temprano, donde se destaca que “las prácticas de crianza son un factor decisivo para el adecuado desarrollo infantil temprano, con sus consecuentes efectos a lo largo de la vida”.
El estudio recogió datos de la Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil (Endis) de 2015, donde destaca que el 40,3% de los referentes de niños consultados manifestaron responder a los “caprichos” de los niños a través de gritos y golpes. Se aclaró que el vocablo “capricho” refiere a que el niño “saca de las casillas” al adulto, lo que de cierta manera implica responsabilizar al menor de las respuestas violentas de los referentes mayores.
En tanto, 17,7% de los consultados afirmó que a los niños “una buena paliza de vez en cuando les hace bien”, y 12,6% cree que la violencia física resulta inevitable para que los niños entiendan. Al respecto, el informe de la OPP manifestó que este tipo de creencias naturalizan las conductas violentas en la imposición de los límites y terminan vulnerando los derechos de los más pequeños.
Asimismo, fueron mencionadas otras creencias que llevan a los adultos a cometer conductas de omisión o negligentes en la atención de los niños. Así es que 43,4% de los consultados sostuvo que “las mañas” se irán si se deja que el niño llore “hasta que se canse”. Asimismo, un 17,3% plantea que ante una “rabieta”, los adultos no deben intervenir y el niño debe tranquilizarse sin atención de su parte.
Por otro lado, 14,2% consideró imposible saber lo que quiere un niño que aún no habla, aspecto que, según el estudio, evidencia una limitación en la capacidad de ofrecer una respuesta adecuada a sus necesidades.
El informe destaca otros datos relacionados con prácticas inadecuadas de crianza. Entre ellas, se señala que 31,1% de los adultos referentes considera una solución dejar a los niños frente a la televisión por largos períodos de tiempo, en momentos en que el adulto se encuentra ocupado. A su vez, 19,9% asume que los niños tienen “mañas” cuando quieren compañía, mediante cuentos o canciones, a la hora de ir a dormir.
En tanto, 37,6% manifestó que, aunque los niños pregunten, no se debe dar respuesta sobre el nacimiento hasta la edad escolar. Sobre estos últimos datos se resaltó que estas prácticas disminuyen a medida que se incrementa el nivel de educación del núcleo familiar.
Desde 2007 está vigente en Uruguay la ley del coscorrón, que prohíbe a los padres o al adulto referente “utilizar el castigo físico o cualquier tipo de trato humillante” como forma de corrección o disciplina de niños y adolescentes. La norma otorga al INAU la potestad de ejecutar programas de sensibilización y educación dirigidos a adultos, así como la promoción de formas de promoción positivas. No obstante, no establece pena para quien castigue así a los menores.
DESTACARON ENERGÍA RENOVABLE EN URUGUAY
Los líderes mundiales participan de la conferencia sobre el clima COP21 en París, en la que esperan delinear una estrategia para frenar el avance del calentamiento global. Durante la cumbre, Uruguay fue destacado como ejemplo más sorprendente por su capacidad de convertirse a la energía renovable, según informó el diario británico The Guardian y fue recogida por El Observador.
En menos de 10 años, Uruguay fue capaz de reducir su huella de carbono y sus costos de electricidad en forma drástica, sin subsidios del gobierno o mayores costos de consumo, dijo al diario inglés el director de Cambio Climático del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma), Ramón Méndez.
La energías renovables proveen al país el 94,5% de la electricidad, aseguró Méndez e indicó que los precios, ajustados a la inflación, son sensiblemente inferiores a los de años anteriores y que los cortes de luz han disminuido, ya que una diversificada mezcla de energías procura mayor resistencia a las sequías.
Según contó Méndez, a comienzos del siglo XXI, el 27% de las importaciones del país eran de petróleo y se evaluaba obtener gas de Argentina mediante la construcción de un nuevo gasoducto. Hoy, el principal producto de importación son las turbinas de viento.
Además de fomentar este tipo de energía, Méndez destacó que en los últimos 20 años el país no construyó ninguna central hidroeléctrica y la energía nuclear está totalmente ausente. “Durante tres años no hemos importado un solo kilovatio hora”, afirmó Méndez. “Estábamos acostumbrados a depender de las importaciones de electricidad desde Argentina, pero ahora les exportamos a ellos. El verano pasado, les vendimos un tercio de nuestra generación de energía”.
Como consecuencia de este panorama, Uruguay recibe constantes ofertas de firmas extranjeras interesadas en instalar parques eólicos. Según Méndez, hay tanta competencia que los costos de electricidad se redujeron un 30% en los últimos tres años. “Lo que hemos aprendido es que las energías renovables son solo un negocio financiero”, señaló Méndez. Para el 2017, el país espera reducir 88% de sus emisiones de carbono, aseguró el jerarca.
FOMENTARÁN SUBA DE LA NATALIDAD
El vicepresidente Raúl Sendic expresó su preocupación por la baja natalidad en el país. Junto a la senadora nacionalista Verónica Alonso, tiene pensado presentar una propuesta para fomentar la cantidad de nacimientos.
“Vamos a ver con Verónica si logramos ponernos de acuerdo en una propuesta para incentivar la natalidad entre la clase media. Estamos viendo, hay una experiencia muy interesante que se está haciendo en Chicago”, declaró Sendic a El País. Agregó que este tipo de iniciativas implica ayudas financieras, aunque aún no definió de qué manera. Una opción son las deducciones de impuestos por la educación de los hijos.
El tema estuvo presente en la exposición que realizó el vicepresidente en el hotel Sheraton, en el ciclo de desayunos que organiza la revista Somos Uruguay. Sendic dijo que uno de los mayores desafíos que Uruguay tiene por delante es la superación del envejecimiento de la sociedad.
“Se hace insustentable una sociedad envejecida. No solo por la relación entre población activa y pasiva laboralmente, sino desde el punto de vista del necesario aporte que hacen las nuevas generaciones para que la sociedad no se anquilose ni paralice”, argumentó.
Al final de la oratoria, se leyó una pregunta del público sobre el asunto. “Tengo cinco hijos y soy de clase media. No siento que el gobierno tenga ninguna política pública para cambiar la matriz demográfica en la clase media. ¿Se van a tomar medidas como, por ejemplo, la deducción del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas?”, fue la pregunta al vicepresidente.
Sendic felicitó a la persona por tener cinco hijos y reconoció que “no hay políticas” para el fomento de la natalidad en Uruguay. Además contó que en un reciente viaje a Chicago pudo comprobar que la política de estímulo a la natalidad funciona porque “es imposible subir a un ascensor por la cantidad de cochecitos. Llama la atención la cantidad de bebés”, indicó. Asimismo opinó que el tema merece ser analizado, aunque es consciente que implica un esfuerzo económico de parte del Estado.
Un reciente informe de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto registró el envejecimiento de la población uruguaya: las personas de 65 años y más eran aproximadamente 412.000 en 1996 y 468.000 en 2011, lo que implica que este grupo etario pasó de 12,7% de la población en 1996 al 13,7% en 2011; un punto porcentual en quince años.
Uruguay tiene la estructura poblacional más envejecida de la región. Actualmente, casi tres de cada diez hogares están conformados por al menos un adulto mayor. Según se estima, en el año 2040 la población de 65 años y más superará a la de 0 a 14 años.
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