Paysandú, Lunes 14 de Diciembre de 2015
Opinion | 08 Dic La contaminación del agua de los cursos y lagunas para su potabilización y su disponibilidad futura es un tema --un problema-- cada vez más recurrente, que está tomando dimensiones realmente importantes sin que hasta el presente se hayan visto señales claras de prevención desde los organismos responsables.
Ahora, el gobierno anunció el inicio de coordinaciones con miras a un plan nacional de monitoreo de la calidad del agua. A tales efectos, la semana pasada se desarrolló un encuentro del que participaron representantes del Estado y universidades, en un espacio de intercambio y proyección de trabajo conjunto.
De acuerdo con lo informado por Presidencia de la República, la “Mesa Técnica del Agua” incluyó la participación de profesionales que compartieron sus experiencias y metodologías de trabajo para preservar este recurso con dos objetivos iniciales: reconocer capacidades establecidas y definir un plan nacional de monitoreo de la calidad del agua.
En este primer encuentro, los representantes de las instituciones participantes (Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua, Obras Sanitarias del Estado, Facultades de Ciencias, Química, Medicina, Ingeniería, Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca) intercambiaron acerca de acciones de cada institución, coordinaciones institucionales y metodologías para los análisis, de manera de generar una base de datos que permita unificar las técnicas de análisis.
“Es el paso previo a contar con el Sistema Nacional de Monitoreo, del que formarán parte todos los actores”, dijo el titular de la Dirección Nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, quien anunció que dicho plan nacional deberá atender situaciones de contaminación ya generadas así como la implementación de medidas para mejorar los sistemas de alerta temprana, realizar vigilancia (aérea, terrestre y fluvial) y avanzar en mejoras una vez que el agua llega a las plantas de potabilización.
Episodios como los ocurridos con el agua del río Santa Lucía o los provocados por las algas en Laguna del Sauce, que aprovisiona la red de agua potable de Maldonado, o, más cercano a nosotros, el derrame de combustible de un petrolero de Ancap que dejó sin agua a Paysandú, señalan la necesidad de las acciones que se pretenden emprender.
Tras estos episodios, se desarrolló un Plan de Acción para la cuenca del río Santa Lucía en lo que refiere a actividades contaminantes o el plan elaborado para Laguna del Sauce en esta temporada, “que permitirá minimizar los riesgos de eventos de olor y sabor en el agua, con vuelos cada dos días, monitoreos periódicos, sensores automáticos y personal en tierra”, según el jerarca.
Estas medidas son bienvenidas, pero responden a la lógica de los hechos consumados: debe tenerse una muy mala experiencia para hacer algo. Con un recurso tan sensible como el agua, ese no debería ser el modo de actuar, sino que hay que pensar seriamente en la prevención y el control porque, de lo contrario, se verán seriamente comprometidos. Algo totalmente impensado en Uruguay. Es de esperar que, realmente, principio estén tomando las cosas.
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