Paysandú, Lunes 14 de Diciembre de 2015
Opinion | 08 Dic Los resultados de las elecciones parlamentarias de Venezuela, conocidos desde la madrugada del lunes, confirman un aplastante triunfo de la oposición sobre el régimen del presidente Nicolás Maduro. A pesar de las presiones, las apelaciones tremendistas del mandatario y las amenazas, los ciudadanos del país caribeño expresaron en las urnas un profundo rechazo a los delirios mesiánicos del ahora líder chavista y sus directos colaboradores.
Nos alegramos por el pueblo venezolano, por haber expresado su voluntad, pese a la campaña intimidatoria del oficialismo, que ahora, en palabras de Maduro, ha proclamado su “profundo respeto” por la Constitución. Aunque, como de paso, señaló que quienes votaron le han hecho el juego al imperialismo, al capitalismo salvaje responsable de todas las tragedias que vive Venezuela, desde el punto de vista socioeconómico e institucional, atribuyendo muy suelto de cuerpo las culpas a otros.
Tras estas elecciones, la oposición venezolana aglomerada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) celebró su victoria en las legislativas, mientras que el chavismo culpó de su derrota a la “guerra económica” que, asegura, promueven la empresa privada y los adversarios al gobierno.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, anunció resultados preliminares en los que la MUD figura como la organización política que obtuvo 99 de los 167 diputados y el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) 46, en tanto que quedan aún 22 escaños por dilucidar y la oposición podría incluso obtener alguna de las mayorías especiales, como la de tres quintos.
Estos resultados revierten drásticamente el estado actual de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), donde el oficialismo contaba con mayoría parlamentaria desde su creación en el 2000. El secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, afirmó que esta victoria representa el “comienzo del cambio” en el país y que hoy existen razones para celebrar.
Con este triunfo, “la agenda de la paz reinó, la agenda de los ciudadanos se impuso, el voto logró vencer democráticamente a un gobierno que no es democrático”, aseguró el portavoz de la alianza al dar lectura a un comunicado conjunto de la plataforma que agrupa a la mayoría de los partidos de la oposición.
Torrealba afirmó: “el pueblo habló claro, las familias venezolanas se cansaron de vivir las consecuencias del fracaso, el pueblo no tolerará ni el más mínimo desvío de los principios establecidos en la Constitución”.
De todas formas, el mandatario venezolano no pudo con su talante antidemocrático e implícitamente sostuvo que los votantes que se manifestaron por los candidatos de la oposición le hacen el juego a los “enemigos” de afuera y de adentro de la revolución bolivariana. Desde su óptica, juegan en contra del país. Consideró que los ciudadanos no están hartos de él y de su régimen autoritario, sino que han caído en los cantos de sirena y maniobras retorcidas del imperio con sede en Washington, de los que él trata de rescatarlos.
Poco después de conocerse los resultados adversos, el presidente de Venezuela declaró que los acepta con la “moral y la ética del chavismo” y señaló que la victoria es de “la Constitución y la democracia”. Tras felicitar al pueblo chavista que asistió a votar por los candidatos oficialistas, afirmó: “ha triunfado la guerra económica, ha triunfado una estrategia para vulnerar la confianza colectiva en un proyecto de país, ha triunfado circunstancialmente el estado de las necesidades creado por una política de capitalismo salvaje, de esconder los productos, de encarecerlos, es una guerra sin parangón”, sostuvo.
A juicio de Maduro, esa guerra económica que recrudeció la última semana antes de las elecciones inhibió a un porcentaje importante de votantes prooficialistas “y viró las corrientes históricas”, pero igualmente llamó al oficialismo a impulsar la economía y sustituir “el sistema rentístico petrolero, por un sistema económico productivo y autosustentado”.
A los que votaron contra su gobierno, les dijo: “a ustedes, queridos compatriotas, los llamo a la convivencia, los llamo al trabajo (...) Ha llegado el momento de ponerse de acuerdo y parar la guerra económica contra el país, respetar las leyes de la economía”. Maduro expresó que se siente tranquilo con su conciencia y con su alma, pues hizo “todo lo que hay que hacer para proteger al pueblo”.
Pero en lo que hace a responsabilidades ante la crisis de abastecimiento, una inflación que es récord mundial, la escasez de productos de primera necesidad, déficit fiscal galopante, es indudable que estamos ante consecuencias de la nefasta política populista voluntarista de la revolución bolivariana, iniciada por Chávez y agravada por la gestión de Nicolás Maduro, sin un mínimo aparato productivo, que ha caído en un profundo pozo pese a su enorme riqueza petrolera, por su inviabilidad.
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