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Paysandú, Lunes 14 de Diciembre de 2015

EN COMISIÓN PARLAMENTARIA

Informes de Ancap y Prefectura difieren sobre la cantidad de vertido de combustible al río

Locales | 11 Dic Tras el derrame de combustible en el río Uruguay que contaminó el área donde se encuentra la toma de agua de OSE y determinó que el organismo advirtiera a la población que no utilizara agua para alimentación o ingesta, entre los días 2 y 3 de octubre, el diputado Nicolás Olivera convocó a la Comisión de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente de la cámara baja al directorio de Ancap, que preside José Coya, junto al subsecretario del Ministerio de Industria, Guillermo Moncecchi, para evaluar el avance de las investigaciones y sus consecuencias.
“Lo primero y fundamental es que Coya asumió la responsabilidad ante la falta de comunicación y la falla de los protocolos”, en tanto se trató de “un episodio ocurrido a la 1.30 de mañana y pasaron unas 15 horas para que se enteraran las autoridades de OSE a partir de los reclamos ciudadanos”, recordó el legislador nacionalista.
Sin embargo, “este tema no queda ahí porque teníamos dudas en cuanto al cumplimiento que Ancap tiene con un manual de procedimiento de operaciones para la recepción de combustible, vía fluvial, en la planta de distribución de Paysandú –que es un manual operativo específico-- y los indicios eran que no se había cumplido a cabalidad. De hecho, las autoridades confirmaron que no se cumplió”, señaló a EL TELEGRAFO.
Según Olivera, “otra alerta es la diferencia vinculada al combustible vertido, sus tiempos, volúmenes y caudales que se bombeaban en ese momento.
Los números que presentaron no nos daban y posteriormente se resolvió un receso para que recibiéramos el informe proveniente de Prefectura”.
La comisión parlamentaria contaba con un documento presentado por Ancap, otro elevado a través de Prefectura y el restante provenía de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama).
“Los cálculos del informe de Ancap son demasiado alejados de los que hace Prefectura”, aseguró Olivera.

EL MANUAL
De acuerdo con el protocolo, se deben revisar los manómetros que controlan la presión y el flujo constante de caudal “cada 15 minutos y eso no se cumplió”, en tanto las autoridades del organismo “indicaron que seguramente pasó cerca de media hora entre un control y otro”, relató.
El legislador recordó que llegan “dos barcazas que tienen 1.700 metros cúbicos de combustible cada una y de allí se conectan dos manguerotes que llevan el combustible a los tanques de la planta, uno de ocho pulgadas y el restante de seis. El manual indica que si hay descenso de la presión, es decir, cuando el combustible sale de la barcaza y no llega a la planta, hay que interrumpirlo automáticamente. Esto se hizo, pese a alguna demora pero se debe activar un protocolo de contingencia”.
Según la la documentación extendida por el organismo, “este derrame de combustible se definió como 'un evento mayor o grave' porque es superior a 100 metros cúbicos. El número final para Ancap es de 265 metros cúbicos de vertido al río Uruguay”, precisó.
Tras acceder al informe de Prefectura, “encontramos que hay otras irregularidades”. Olivera leyó el informe: “dice que hay 'un estado de mantenimiento deficiente de la estructura que transportaba el combustible, con faltante de piezas adecuadas que junto a un árbol de dimensiones –al que también le atribuyen el accidente-- provocó el fallo del material con las consecuencias reconocidas'”.
De acuerdo al manual, “lo que bombea de combustible a las dos líneas debería ubicarse entorno a 300 metros cúbicos por hora. Prefectura determinó que el tiempo de vertido, sin control, fue de unos 20 minutos”, consignó.
Allí se observó una línea de ocho pulgadas “totalmente rota, abierta a la descarga y la de seis pulgadas, con fisuras. Si pensamos que en una hora descarga 300 metros cúbicos, en 20 minutos no pudo descargar 265 metros cúbicos, como dice Ancap. Además, hay que tener en cuenta que se rompió una sola línea y en la otra, la pérdida no fue total. Por eso, de acuerdo a las estimaciones de Prefectura, las pérdidas de combustible fueron mucho menores”, sostuvo. Incluso, “cuando bajaron los buzos –que deben hacerlo nuevamente cuando el río vuelva a su cauce-- advirtieron que le faltaban piezas”, remarcó.
EL INFORME DE PREFECTURA
El informe dice que “sin perjuicio que el jefe de planta informó un faltante inicial de 265 metros cúbicos de combustible para posteriormente recuperarse aproximadamente 26 metros cúbicos de la línea de ocho pulgadas, lo que hace posible un vertimiento de 239 metros cúbicos; de haberse dado este incidente dentro de los parámetros de tiempo indicado dentro de los caudales promedio de descarga registrados en horas previas y al combustible recuperado de la línea de ocho pulgadas, se puede estimar un vertido mínimo de 99,642 metros cúbicos de gasoil, sin llegar a cuantificar un volumen no determinado que se presume se fugó por la línea seis ante una factible rotura, aunque menor”, leyó Olivera.
Esta estimativa se determinó “en base al cálculo de mayor descarga considerada, utilizada para la estimación de la gravedad en planos de contingencia local, según la cantidad de sustancia que pudo haberse vertido, tal como se determinó en foja 177”, señala el informe.
Para Olivera, “aquí se abre una interrogante y es saber qué pasó con ese combustible. Ancap nos dijo que revisará los protocolos y realizará una investigación administrativa, pero las diferencias son grandes incluso para Prefectura. Hablamos de varias decenas de metros cúbicos y la verdad es que no sé a qué atribuirlo, si tomamos en cuenta que un metro cúbico son mil litros”.
De acuerdo al diputado, “más allá de las explicaciones técnicas de las autoridades, nos asesoramos por ingenieros y nos dijeron que no se tendría que haber perdido esa cantidad en ese tiempo. Si las dos líneas impulsan 300 metros cúbicos por hora y con una línea rota junto a la otra fisurada, se perdieron cerca de 265 metros cúbicos, evidentemente pasó algo más”, reiteró.
Durante su comparecencia, las autoridades del ente anunciaron que “están pensando en no hacer descargas en horarios nocturnos, van a reparar la terminal de descarga a través de la boya y evalúan la concreción de cambios profundos de infraestructura en la totalidad de las instalaciones de amarre y descargue en la planta Paysandú de combustible”.
Allí reconocieron que “lo ideal era llegar a un muelle de descarga e incluso en algún momento se pensó en la construcción de cañerías en el puerto para su transporte hasta la planta”.
En realidad “tienen un sistema muy rudimentario de control donde se ve el manómetro, hay que dar la vuelta y retornar al mismo manómetro. No hay un circuito informático que permita la obtención de datos en tiempo real”, concluyó.


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