Opinion | 13 Dic La complicada situación de Ancap, que perdió U$S 800 millones en cinco años y debe diez veces su patrimonio, vuelve a discutirse públicamente en la prensa con un pasaje de facturas interno que deja atónitos a la propia oposición.
El análisis del origen de las pérdidas del ente realizado en un semanario por el ministro de Economía, Danilo Astori, abrieron aún más las heridas y el senador del MPP, José Mujica, le contestó en una carta abierta publicada en la web partidaria.
Con anterioridad, el secretario de Estado aseguró que el déficit se basó en un incremento de los gastos operativos entre 2008-2014, donde se incluyen aumentos salariales durante ese período del 50%, costos de distribución de 45% y el comportamiento negativo de las inversiones, algunas “muy costosas y que no están rentabilizadas”.
En este caso, aclaró que se trata de la planta desulfurizadora, con efecto ambiental positivo pero sin ingresos para el organismo, la compra de la producción de biocombustible de ALUR --biodiesel y etanol-- a U$S 225 el barril, el déficit en las cementeras y la política de endeudamiento en moneda extranjera, a diferencia del resto del gobierno nacional.
El actual ministro se desempeñó como vicepresidente de la República en la administración anterior y el eje económico, más allá del astorismo, estaba descentrado en distintos sectores donde la falta de coordinación y consulta, en ocasiones se apreciaba a distancia. El descontrol sustentado en la libertad de inversiones y la ausencia de un instructivo que delimitara los costos operativos en momentos de empuje económico, fue un tiro por elevación que impacta en la actualidad con un cruce de responsabilidades y muestra debilidades no subsanadas en una estructura que debe gobernar para todos los uruguayos.
En un enfrentamiento epistolar, Mujica recriminó a Astori: “¿por qué no se planteó investigar, si la cosa era tan mala?” y reclamó responsabilidades a los representantes de la oposición en el directorio del ente durante la pasada gestión.
El líder del MPP adelantó que apoyará los “cambios pacientes que procuren la mejora”, en referencia a la capitalización que anunció el presidente Vázquez pero aclaró que la situación no se soluciona “aterrorizando cuadros medios”, en alusión a los pedidos de renuncia que pesan sobre José Coya.
Sin embargo, la capitalización en sí misma no alcanzará si no se acompañan con un cambio en sus resultados que permanecen en rojo en prácticamente la totalidad de los servicios que brinda --a diferencia de Ducsa o Gasur-- con inversiones presentadas como tales, pero que no generarán utilidades en el futuro.
Además de la preocupante situación financiera y de eventuales irregularidades, Ancap atraviesa por una sostenida pérdida de tiempo en discusiones y culpas cruzadas que llevan adelante algunos actores fundamentales del gobierno. Las energías deberían focalizarse en salvar a un ente del Estado fundido por malas decisiones, a estas alturas bastante peor que si hubiese estado en otras manos.