OPINIÓN

Locales | 13 Dic VECINO: GRAN PALABRA,
GRAN PARADOJA
Vecino. Una de las palabras más usadas por políticos en campaña: si consultamos al diccionario “vecino” significa “Cercano, próximo”, “Persona que habita independientemente y contribuye a las cargas de un pueblo” (impuestos), entre otras acepciones.
No hace falta tener gran memoria para recordar al exintentende Bentos referirse al “vecino” durante toda su gestión, que terminó con su firma apurada para dar inicio, antes de las elecciones, a la obra de Dr. Roldán.
Nosotros somos los vecinos de Dr. Roldán, que vivimos entre avenida Salto y Andresito, que llegamos y salimos de nuestros hogares para ir a trabajar, que recibimos visitas y clientes, porque también en estas cuadras tenemos comercios, fuente de ingresos para las familias.
Vecinos que venimos desde hace muchísimos años, solicitando a las autoridades semáforos o lomos de burro para la triple intersección de Andresito y Roldán, donde la inminencia y ocurrencia real de accidentes siempre pasó desapercibida y jamás tuvimos eco de nuestros pedidos.
Vecinos que hemos sido recibidos en más de una oportunidad por la actual administración planteando nuestra problemática, sin suerte ya que la obra debe seguir su curso y luego resta un período de varios meses para evaluar si sirvió o no; mientras tanto hemos perdido infinidad de clientes y hemos acrecentado nuestro presupuesto de combustible, porque llegar a casa ahora no es tan “próximo y cercano” como antes.
En la nueva obra se puede observar unos islotes de material que enmarcan las paradas de ómnibus, sin señalamiento acorde al peligro que representan para el tránsito cada vez más rápido que tenemos (picadas incluidas), islotes que han servido para inundar las casas de los “vecinos” puesto que dejan apenas unos centímetros para el paso del agua, tierra, piedras y basura que corre por Dr. Roldán. Dos accidentes hemos registrado ya por la noche por “comerse” los flamantes islotes.
Pero los vecinos son lo de menos. Los ingenieros tienen la soberbia de no reconocer los errores, prometer que “ellos mismos, si llueve, van a venir a ayudar” y seguir adelante con las obras aun cuando el error, en color rojo, les signifique una bochornosa luz sobre los ojos. La prioridad es terminar la obra para dar cuenta del dinero prestado y conseguir nuevos préstamos para la ciudad, todo muy loable pero siempre a costa de algunos mártires. ¿Empatía? ¿Capacidad para ponerse en el lugar del otro?
Todos conocemos las avenidas de Montevideo. En muchas de ellas la doble mano no representa ningún problema por la existencia de semáforos. Pero aquí se insiste con el flechamiento de estas tres cuadras, que nos representa a los vecinos un gran gasto de combustible para llegar o salir, porque por aquí las cuadras son dobles… Un vecino de Dr. Roldán entre Henderson y Andresito que antes hacía dos cuadras un día de lluvia para llevar a su hija a la escuela 63 en auto, con la nueva obra debe recorrer 12 cuadras…
En fin, somos vecinos pero solo para los discursos políticos. Entendemos hasta cierto punto que la Intendencia nos responda “No podemos hacer nada”: hay compromisos económicos; sin embargo si un médico confirma que está errando en un tratamiento porque aparecen efectos secundarios inesperados, inmediatamente lo enmienda. No espera seis meses o más para evaluar. Lamentablemente, un ingeniero no lo hace… aun cuando el riesgo de vida también sea un efecto secundario de su planeamiento y ejecución. Hablamos de accidentes, ¡seguimos hablando de lo mismo desde hace tantos años..!
Nunca se nos consultó como vecinos, se nos pidió opinión, ni antes ni después de firmar y recibir el préstamo. No se nos exonera de ningún impuesto, por lo contrario, hemos recibido inspecciones de todo tipo en los comercios para ver si cumplimos con nuestras obligaciones. No hemos tenido la presencia del intendente de Paysandú, como nos hubiera gustado en algún momento, recorriendo él mismo las obras, escuchando nuestro sentir.
Agradecemos señor Director su buena voluntad para hacer llegar a la opinión pública nuestra voz. Así las cosas, seremos los mártires de la “gran obra”. El día del corte de cinta y los aplausos, por favor, ya no nos gustaría escuchar la palabra “vecino”.
Siguen varias firmas