Opinion | 17 Dic En las últimas horas el gobierno de Mauricio Macri anunció que cumplirá con un fallo de la Organización Mundial de Comercio (OMC), por lo que desde fin de año dejará de exigir la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), lo que supone el levantamiento de una medida que había afectado a las exportaciones uruguayas.
Por cierto que en esta orilla se han generado grandes expectativas en lo que puede surgir de la gestión del nuevo mandatario del vecino país, tanto por la impronta y decisiones que adopte, pero sobre todo porque implica romper con un perfil y el modo de actuar soberbio y de imposición que caracterizó al kirchnerismo. Este adoptó medidas que perjudicaron a nuestro país y hasta nos llevaron al Tribunal Internacional de La Haya por el tema de la instalación de la planta de celulosa de UPM Botnia, pero debe tenerse en cuenta que buena parte de las acciones que nos terminaron afectando fueron adoptadas en carácter general, por su política de encerrarse en el proteccionismo, antes que por especial inclinación a perjudicarnos.
En este caso a que nos referimos, el ministro de Desarrollo Productivo argentino, Francisco Cabrera, anunció que “a fin de año se acaban las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación)" y aseguró que el mecanismo será reemplazado por un sistema simple de licencias automáticas y no automáticas.
Las licencias no automáticas, ya suprimidas, habían supuesto un obstáculo adicional para las exportaciones uruguayas y habían afectado a unos 1.000 ítems.
Es sin duda un obstáculo para la producción uruguaya que se remueve, lo que significa una medida beneficiosa para nuestro país. El presidente de la Unión de Exportadores, Alvaro Queijo, dijo a El País que “siempre es bueno que se levante una traba”, pero advirtió que para que Argentina acceda a los dólares que necesita para importar deberá revertir una situación de sus reservas que “es muy delicada”, para lo cual le harán falta seguramente préstamos internacionales. “La eliminación de las trabas era algo con lo que tenían que cumplir en diciembre, porque en julio habían pedido una prórroga hasta fin de año”, acotó.
El empresario dijo que será fundamental conocer cuál va a ser la política de la nueva administración argentina en materia monetaria y de tipo de cambio. “Por como está ubicado Uruguay, Argentina y Brasil siempre serán importantes porque son mercados naturales nuestros y porque compiten con nuestros productos. Por eso necesitamos tener competitividad con uno y con otro”, comentó Queijo.
Por su lado. el presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Washington Corallo, consideró “relevante” la medida, porque las DJAI “eran una traba absoluta y total no solamente para Uruguay sino para la propia Argentina”.
Corallo dijo que el presidente argentino “mostró un optimismo muy grande de que su país conseguirá las divisas para ir volviendo al mercado mundial. En Montevideo le vamos a transmitir a la cámara que aunque no va a ser fácil, Argentina va a cambiar, dejará la prepotencia y volverá al mundo”.
Debe tenerse presente que un informe de la CIU sobre la situación comercial con Argentina y su impacto en el sector elaborado en agosto, indicaba que el empleo directo generado por las empresas uruguayas que producen bienes para el mercado del país vecino cayó 46% en ocho años, pasando de 5.000 a 2.700 puestos de trabajo.
El ministro Cabrera sostuvo en conferencia ante industriales argentinos que se “acaba la información abusiva que se le requería a las empresas para todo tipo de autorizaciones. Queremos mecanismos sencillos, que no pierdan tiempo en trámites burocráticos y se dediquen a producir y a generar empleo”, agregó, entre los aplausos de los industriales.
La DJAI obliga a los importadores argentinos a registrar en el sistema informático aduanero datos del vendedor y comprador de la mercadería, del producto a importar y del valor del flete, entre otros requisitos.
Durante 2014 hubo 335 DJAI correspondientes a mercaderías uruguayas trancadas por las autoridades argentinas por un total de U$S 27,6 millones. Los rubros más afectados fueron la vestimenta, los alimentos, el papel, los productos químicos, los textiles, el plástico, la maquinaria y la metalurgia, entre otros.
El año pasado terminó con una caída de las exportaciones hacia Argentina de 15,7%, respecto a 2013, según datos de la Unión de Exportadores. Paradójicamente, Uruguay y también Brasil, pese a ser socios de Argentina en el Mercosur, se vieron perjudicados por las trabas mencionadas. Entre enero y noviembre de este año las ventas a Argentina fueron de U$S 357 millones, lo que representó una caída de 3,9%. Las exportaciones a la vecina orilla representaron solamente el 4,9% del total de las ventas del país.
Quiere decir que este inicio de la apertura de Argentina al mundo da la pauta de que estamos asomando a nuevos tiempos en el relacionamiento comercial con el vecino país, tras largos años de una noche que se fue cerrando, de la misma manera que se fue cerrando la economía argentina con su proteccionismo y subsidios enmarañados.
Pero no debe perderse de vista que Macri es presidente de los argentinos y no de los uruguayos, y que naturalmente, ha sido elegido por los argentinos para tratar de sacar al país de su difícil situación, y que por mejor disposición que tenga hacia Uruguay, tiene ante sí formidables desafíos para llevar adelante. Las decisiones que adopte, tras la luna de miel de todo gobernante, no serán simpáticas ni nada que se parezca, y habrá a la vez decisiones que caerán mal en esta orilla, porque no todo lo que le sirva a Argentina nos va a servir a nosotros.
Sobre todo, cuando necesita imperiosamente dólares y un período de gracia para recomponer la economía, porque el kirchnerismo vació las reservas y no tiene dólares.
A la vez, con la quita generalizada de impuestos a la producción del agro, por ejemplo, lo que es importante para los productores en determinado plazo, ya deja al Estado sin un gran flujo de recursos, y como en economía no hay milagros, y mucho menos en el corto plazo, va a necesitar un crédito puente hasta que las cosas se pongan en marcha y una Argentina pujante derrame sus efectos beneficios sobre el Uruguay, como todos esperamos.