LUCIANA ACOSTA

Deportes | 17 Dic Fueron tres meses de intenso entrenamiento en La Habana, bajo las órdenes de Yipsi Moreno, una de las máximas referentes continentales del lanzamiento con martillo. La sanducera Luciana Acosta cargó todas las ilusiones en la valija y viajó a la isla caribeña con el objetivo de mejorar, aprender y también --según confesó-- de definir su futuro.
Y la experiencia fue notable. "El balance de esta experiencia es buenísimo. Me preocupaba si podía hacer lo que tendría que hacer y eso me haría extrañar. Y me embalé, porque también me iba a servir para ver qué quería hacer, si iba a dejar o a seguir", dijo la atleta sanducera.
El entrenamiento fue duro, está claro. El cambio fue radical. El día a día se tradujo a que Moreno la pasara a buscar por la casa de la profesora de Educación Física en la que vivió durante esos tres meses Acosta, y de ahí a entrenar.
"Yipsi me pasaba a buscar e íbamos a entrenar a la Villa Panamericana, donde está el estadio de atletismo, aunque se está cayendo a pedazos porque no tiene mantenimiento. A la pista le faltan pedazos, tiene cosas muy viejas, pero ahora parece que van a hacer la pista nueva", contó.
Cerca está "el estadio con la piscina, también se practica tiro con arco y demás, y enfrente está el albergue para los deportistas, desde los más jóvenes hasta los más viejos, que tienen su casa pero como entrenan en doble horario se quedan y almuerzan ahí".
La sanducera reconoce que "el entrenamiento fue duro", y que optó por "unir los dos horarios en uno", así que comenzaba la jornada deportiva a las 9 de la mañana y se extendía hasta después del mediodía.
Inicialmente Moreno "me tuvo que bajar las cargas, porque si hubiera hecho lo que hacen ellos, no duraba una semana. Así que me cambió lo planificado".
Según Acosta, "fue dar un paso atrás para avanzar". "Tuve que retroceder porque acá lanzaba con tres giros y me enseñó a lanzar con cuatro, y la salida es diferente. La primera prueba fue de 45 metros cuando mi mejor marca es de casi 50. Así que partimos de esos 45 y fuimos mejorando. Pero me sentí muy bien", indicó.
La atleta fue superándose en cada una de las tres pruebas que realizó (una cada tres semanas de entrenamiento) durante su estadía en Cuba. "Ellos hacen pruebas de cada disciplina, y yo hice tres por el tiempo que iba a estar allá. En la primera lancé 45 metros, en la segunda 47 y en la última, antes de volverme, 52. Así que ahora voy a seguir trabajando con la planificación que traje hasta febrero.
La intención es ver cómo van las próximas pruebas para ver si podemos buscar la marca para el Mundial, aunque también hay un Sudamericano y necesitaría un récord nacional, que es de 54 metros", explicó.
Lo cierto es que la experiencia sumará, sin dudas, pensando en los próximos objetivos. Y los tres meses en La Habana, entrenando con su ídolo, serán inolvidables.