Opinion | 19 Dic Como consecuencia de las medidas adoptadas en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Uruguay y concretamente el puerto de Montevideo perdió alto porcentaje de cargas provenientes del sur argentino y en menor medida de la hidrovía Paraguay Paraná, habida cuenta de que se prohibió el trasbordo a puertos uruguayos por no haber suscripto nuestro país el acuerdo del Mercosur respecto al movimiento de cargas portuarias.
Así, en esta suerte de “castigo” aplicado por un gobierno que no ha respetado los más elementales acuerdos internacionales, pero que sí ha mirado con lupa este incumplimiento de nuestro país, el puerto de Montevideo perdió las cargas del sur argentino, que ha optado por hacerlo desde Brasil, a falta de puerto propio.
A esta circunstancia se refirió recientemente en Paysandú, en la reunión de la Coordinadora Portuaria, el presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), ingeniero Alberto Díaz, y consideró que recuperar el movimiento portuario que se perdió será muy difícil, cuando ya se ha montado todo un esquema logístico, salvo que se ofrezcan grandes ventajas para el retorno, que tampoco es fácil de generar.
Las reflexiones del jerarca de la ANP son de recibo, por cuanto un esquema logístico no se monta de un momento a otro, y es preciso ofrecer una cadena ventajosa sobre otras alternativas, porque la rentabilidad de los productores y operadores está en juego.
Esta opinión de Díaz es a la vez compartida por quien ocupara el mismo cargo durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, quien se dedicó a la actividad privada en el despliegue de sus servicios profesionales. Estamos hablando del ingeniero Fernando Puntigliano, quien sostuvo que cambia de trabajo, y de área, cada cuatro o cinco años. “Eso me permite refrescar mi cabeza”, declaró. En 1988 viajó a Alemania, donde trabajó como investigador en hidrodinámica. Luego pasó a la compañía de motores Man, que lo llevó a involucrarse en el desarrollo del Airbus A380, el avión de pasajeros más grande del mundo.
En 2005 el inesperado llamado del ministro de Transporte, Víctor Rossi, para ofrecerle la dirección de la ANP, le hizo retornar al país: “Le dije que me encantaba la ANP pero para mí lo fuerte era la gestión y que lo político partidario lo manejara él. Renuncié en 2009 porque era año electoral, y la actividad ‘se frenaba’. Es un año perdido”, aseguró, según da cuenta a El País.
En su retorno al sector privado asumió como gerente general de Aratirí, el proyecto de megaminería del Grupo Zamin Ferrous, que preveía una inversión de U$S 2.770 millones para extraer 18 millones de toneladas de hierro por año.
Tras un pasaje por una inversión de Zamin Ferrous en Brasil, dejó la compañía y este año, tras ejercer como profesor en la Universidad Católica, asumió como director ejecutivo del operador portuario y logístico Utilaje, compañía que mueve el 80% de la carga de los parques eólicos en Uruguay.
Es por lo tanto una persona de reconocida solvencia profesional y experto en actividades logísticas, por lo que es pertinente traer a colación cómo considera que está parado nuestro país tras los golpes sufridos en esta orilla por las medidas de los gobiernos “K”.
Tras el anuncio del novel gobierno de Mauricio Macri de poner fin a las declaraciones anticipadas de importación --principal obstáculo para que los exportadores locales hagan negocios con argenti-na--, el exdirector de ANP y actual de Utilaje formuló reflexiones respecto a cómo espera que evolucione el comercio con el vecino país, con el que todavía pesan restricciones para evitar que las cargas de exportación hagan trasbordo en el puerto de Montevideo.
En este sentido evaluó que “para los operadores de contenedores estos años fueron difíciles. El cambio de gobierno en Argentina va a traer una liberación, que si bien se va a dar rápidamente, no va a ser automático que los contenedores vuelvan a Uruguay. La fruta de San Antonio (Argentina) ya se acostumbró a ir a Río Grande (Brasil), ya hay un camino que está funcionando. La reconquista de lo perdido implica una proactividad del sector público y privado de forma mancomunada”.
“No va a venir automáticamente porque ya hay una cadena logística creada. Tenemos que demostrar que somos mejores”, sentenció como reflexión a propósito de este escenario, aspecto en el que concuerda con lo señalado en Paysandú por el actual titular de la ANP.
Pero más allá del tema puntual --que no es menor-- por la pérdida de cargas del sur argentino, debe evaluarse que por encima de su posición estratégica en el Cono Sur, y el hecho que se han movilizado millones de toneladas por Nueva Palmira y Montevideo en la salida a ultramar de gran parte de la producción del extremo sur del subcontinente, nuestro país tiene todavía carencias en infraestructura que son flaquezas en su cadena logística y por lo tanto debe tratar de corregirlas para no perder rueda en la captación de cargas.
Lo indica Puntigliano cuando considera que si bien Uruguay ya es un centro logístico, “si se queda quieto puede dejar de serlo. Tenemos la ventaja de ser un país pequeño, móvil y bien posicionado. Además la ley de puertos, que tenemos que agradecerle a (el presidente Luis Alberto) Lacalle posicionó al país de muy buena forma. Es posible que Argentina entre en una dinámica mayor que le permita posicionarse inteligentemente a nivel portuario y que deje de competir por proteccionismo y vaya por excelencia. Argentina está bien ubicada”.
Y a esos efectos, indicó que “hay que estar atento a ver si existe la intención de crear una ley de puertos similar a la que tenemos aquí”, y evaluó que está de por medio “la inteligencia del sector logístico uruguayo para ser un observatorio del desarrollo infraestructural, de las políticas, estar siempre activo y previniendo situaciones que van a pasar”.
Pues de eso se trata, de contar con la respuesta ágil a los cambios, a las tendencias, a los ciclos y a tener la visión --también recursos-- para no dar ventajas en infraestructura ni en las políticas, porque los contrarios también juegan.