Paysandú, Lunes 28 de Diciembre de 2015
Opinion | 26 Dic El hecho de que la producción de madera esté creciendo a su mayor ritmo desde la crisis mundial de 2008 es un buen síntoma dentro de la relatividad del escenario mundial, que es cambiante y no tiene reglas de juego absolutas. Mientras para los productores primarios un aumento en los precios resulta de gran soporte para sus economías, a la vez los industrializadores o consumidores juegan la contraparte que tiende a equiparar o deprimir escenarios favorables.
Pero en este intrincado ajedrez de situaciones, beneficios y perjuicios, lo cierto es que la producción global de madera se está recuperando y demuestra su mayor crecimiento desde la crisis económica mundial de 2008 y 2009, según datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En 2014, el aumento de los productos forestales osciló entre el 1% y el 5%, superando los niveles previos a la recesión, una mejora que se notó sobre todo en las regiones de Asia-Pacífico y de América Latina y el Caribe.
La agencia de Naciones Unidas apuntó que la producción de bolas de serrín prensado (pellets) para combustible subió un 16% anual, hasta 26 millones de toneladas, por el mayor consumo en Europa. Esos productos están siendo utilizados por los países europeos y otros como Corea del Sur y Japón para cumplir con sus objetivos de incorporar energías renovables y se espera que la demanda crezca todavía más a medida que más países se comprometan a tomar acciones para mitigar los efectos del cambio climático.
Por otra parte, la producción y el consumo de tableros y madera aserrada aumentaron en todas las regiones, principalmente en China, que representa la mitad de la producción mundial, mientras que como contrapartida la emisión de papel se estancó en Europa y bajó en América del Norte en 2014, si bien creció en África, América Latina y Asia-Pacífico.
En cuanto a la pasta de madera, Sudamérica se ha convertido en el primer exportador mundial, tras haber concentrado el año pasado el 30% de las ventas y contar con nuevas plantas en construcción en Brasil, Chile y Uruguay.
La industria maderera estuvo entre las más afectadas por la reciente crisis económica mundial, sostuvo en la nota el experto de la FAO Thais Linhares-Juvenal, quien remarcó la importancia de la recuperación de ese sector para las economías nacionales y el bienestar de los millones de personas que dependen de los bosques en todo el mundo.
Entre estos se encuentra Uruguay, precisamente donde hay un millón de hectáreas forestadas, con una industrialización todavía muy primaria de la riqueza forestal, limitada a las dos plantas de pasta de celulosa, industria de tableros, contrachapados y aserrío, además de chips y uso parcial en energías renovables.
Pero la tendencia favorable debe ser valorada, porque teniendo la producción es posible incorporar infraestructura en las respectivas áreas y cuando hay mercados, las posibilidades de concretar logros se acrecientan.
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