Locales | 26 Dic La Navidad 2015 encontró a Paysandú atravesando momentos difíciles. No será quizás la más compleja de la historia, ya que ese escalón seguramente quede para la eternidad reservado para la de 1864, cuando Leandro Gómez y sus hombres soportaban el asedio y los bombardeos enemigos, pero, con tantas familias pasando penurias por la histórica creciente del río Uruguay, no serán fechas que se olviden fácilmente.
En la celebración de este año se vieron reflejadas estas circunstancias, por lo pronto es notorio que la decoración navideña en nuestra ciudad ha sido mucho menos apreciable que otras veces, al igual que los fuegos artificiales: los hubo muy vistosos, como siempre, pero la cantidad no alcanzó las de otros años.
Así y todo, aún en las zonas donde se han instalado carpas y en los refugios, lejos de sus casas y con las pertenencias que pudieron mantener a salvo de las aguas, para nadie fue indiferente la Navidad. Aún con el agua a centímetros de las viviendas estuvo en los gestos, en los símbolos, en el ánimo, en el afrontar juntos la adversidad.
El despertar navideño también estuvo marcado por el fenómeno de la creciente. Por toda la ciudad se podía ver gente desplazándose en vehículos cargados con pertenencias de las familias que con las primeras luces se trasladaban desde las zonas inundables para ponerse a resguardo, mientras por las calles se cruzaban con muchos de quienes regresaban a sus casas después de una noche de fiesta.
Muchísimos jóvenes se movilizaron a pie, los taxímetros también aprovecharon para realizar varios viajes y no faltaron los que tuvieron que madrugar para ir a buscar a sus hijos a la fiesta.
Los rituales también tuvieron sus notas distintas, por ejemplo, este año se pudo ver más fiestas en viviendas particulares, una tendencia en aumento, por más que los centros bailables siguen siendo la primera opción de muchos para después de la medianoche.
Por la mañana también se formaron filas en algunas estaciones de servicio, pero en general durante todo el día el movimiento fue mínimo en el centro y muy intenso en la zona costera.
Otro efecto de la inundación fue la falta de la zona de la playa para pasar la tarde. Muchos sanduceros aprovecharon el asueto navideño disfrutando de la sombra en el trébol y sus zonas próximas. El Parque Municipal también fue una alternativa durante las primeras horas, pero después del mediodía empezó a ser invadido por el agua.

ENTRETENIDOS
A raíz de la creciente, muchas familias se ubicaron en carpas en los canteros de la avenida San Martín. Ante esta situación y como forma de dar su apoyo, el Centro Cultural Saturnina Coria abrió sus puertas con las propuestas que tenían pensadas instrumentar a partir del 11 de enero, para ayudar a entretener a los niños con actividades didácticas y con el merendero. “Se adelantó, empezamos hoy, el 25 de diciembre en horas de la mañana con un desayuno y en la tarde una merienda con actividades recreativas, con juegos. Nos agarró un poco desarmados, pero rápidamente convocamos a compañeros y a las personas, amigos y conocidos que nos están ayudando, hemos conseguido donaciones de galletitas y cosas para darles a los niños y hemos estado improvisando algunas actividades lúdicas, mientras, nos organizamos un poco más. Igual hemos tenido gente que ha venido a visitarnos, a apoyarnos constantemente, así que en eso estamos y vamos a seguir mientras podamos”, señaló a EL TELEGRAFO Aída Cocchiararo, la responsable del centro, ubicado en avenida San Martín 625.
“De mañana vinieron 7, ya en la tarde eran 10 y en la medida que se vayan enterando seguirá creciendo, no hicimos difusión, fue como espontáneo, se han acercado los niños y también la gente a colaborar”, agregó. Cocchiararo dijo que quienes deseen colaborar pueden aportar frutas, galletitas, “incluso harina, hacemos tortas y eso, hay unas nenas que no tienen calzado; nosotros como que tratamos de colaborar con la gente que tenemos más cerca y si aparece alguna guitarra o materiales didácticos, nunca está de más”.