Locales | 30 Dic Desde el primer día en que se comenzó a registrar la creciente del río Uruguay en nuestra ciudad, el personal subalterno del Batallón de Infantería Mecanizada Nº 8 “General Leandro Gómez” asiste a los desplazados, tanto en la evacuación como en la alimentación de 360 personas.
En tal sentido, el jefe de la unidad, teniente coronel Alejandro Liguori, precisó a EL TELEGRAFO: “Fuimos los primeros en llegar al ver que el río empezó a crecer y nos encargamos de armar las carpas a los primeros evacuados. Son carpas que pertenecen al Cecoed pero que están en nuestra custodia. Y al mismo tiempo empezamos con la alimentación de la gente”.
El batallón “se encarga de la confección y el reparto de toda la comida para los damnificados que han sido evacuados por parte del Cecoed. Actualmente estamos cocinando para 360 personas que están distribuidas en siete puntos diferentes”, agregó. En tanto la Intendencia se encarga de brindarles desayuno y la merienda con personal del merendero municipal.
Liguori destacó que diariamente son alrededor de 30 los subalternos que llevan a cabo las tarea de preparación y reparto de alimentos porque están “haciendo el servicio de seguridad en el exterior de la cárcel de Cerro Carancho, en Rivera”. Asimismo, resaltó que los primeros días de trabajo fuerte, el 24 y 25 de diciembre, el batallón aportó dos camiones y personal “a los efectos de evacuar y sacar las pertenencias de la gente en quizás los lugares más afectados, donde la altura de los vehículos tácticos permitió que se llegue un poco más lejos que el resto de vehículos que se están utilizando”.
RECORRIDA POR DISTINTOS CENTROS
La cena de anoche estuvo compuesta por guiso de fideos, el cual acompañan con porciones de pan para cada comensal. La entrega comenzó puntualmente a las 19.30 en la Capilla Santo Domingo de Nuevo Paysandú, luego se dirigieron al Liceo Nº 6 y continuaron la travesía por el Club de Los Sauces, Liceo Nº 1, el campamento que está en Ituzaingó y Entre Ríos, Escuela Nº 2 y finalizó en el Estadio Cerrado.
Tomando un poco de aire próximo al gimnasio de la Escuela Nº 2, donde se alojan mujeres con hijos menores, se encontraba Beatriz Barrios, de 64 años, quien está junto a dos de sus hijas mayores, Andrea Patricia y Ana Beatriz. Las tres viven en una pensión que se encuentra por Sarandí a pocas cuadras al oeste de Michelini.
“El agua entró por un bajo que hay en Pinilla. La creciente nos sacó el jueves 24”, dijo Beatriz a EL TELEGRAFO. Esta es la primera vez que sufre una inundación: “Me acuerdo de la creciente del 59, pero no la viví de cerca. Mi padre ayudó en la mudanza de algunas personas”.
Los muebles de su pieza fueron llevados a un depósito. “Acá estamos muy bien atendidos, nos dan la comida, tenemos baños y agua caliente. Agradecidas por todo lo que han hecho por nosotros. La gente nunca está conforme, siempre pide algo más, pero acá estamos bien”, precisó la señora.
Además, hay tres familias que tuvieron que salir del barrio Los Álamos, el pasado 18 de diciembre. Y una madre con sus cuatro hijos (de 13, 7, 6 y 2 años) que llegó el 21 debido a que su finca, ubicada en Park Way y 33 Orientales, también se vio afectada por el agua.
Mientras la naturaleza manda, el amplio gimnasio de la escuela oficia como hogar alternativo para estas madres y pequeños que esperan, como en otras ocasiones, que el agua descienda para retornar a sus casas, aunque no saben en qué estado las encontrarán.