OPINIÓN

Locales | 27 Dic UNA PRESIDENCIA STALINISTA
Una vez más, en la Junta Departamental (JDP) no se respetan acuerdos coordinados entre los tres partidos, no se cumple con el reglamento y se impone la voluntad del presidente de forma totalmente arbitraria. Este presidente que es bastante “maduro”, y no me refiero precisamente a su edad, tiene una visión tan piramidal y verticalista que no acepta ser cuestionado de forma alguna, aún cuando la razón no lo acompañe. La JDP debe ser un lugar de diálogo y consenso, no de imposición irracional montando en cólera. Inclusive sus problemas con el personal ya no son pocos. Cuando se había pactado con la coordinación del Partido Nacional sesionar el día 28/12 para tratar temas que merecían ser estudiados pormenorizadamente, por iniciativa propia (o de su partido), de forma imperativa y unilateral le hizo saber a las secretarias del Partido Nacional sobre el final de su jornada laboral del 23/12 que procedería a llevar adelante a las 18.30 de ese mismo día la sesión antes citada, porque de cualquier manera debía e iba a ser votado el tema a tratar, evidentemente por su partido, sin cambiar una coma. Esto trajo aparejado que votara en forma negativa la gran mayoría de los puntos a tratar, que llegaron a la Junta sobre la fecha cuando estuvieron en la administración de la Intendencia desde el 11 del corriente; como no podía ser de otra manera, al no dejar margen de tiempo para el estudio de dicho texto. Porque están muy equivocados si piensan que nos van a arriar con el poncho.
La culpa de nuestra parte, si es que existe alguna, es confiar en la palabra de quien no suele cumplir. Algo acordado para fecha 28/12 día de los inocentes, no podía ser una excepción. Como si fuera poco, cuando al fundamentar el voto negativo se le recriminó al Sr. presidente el no respetar una vez más un acuerdo político, tomó la palabra sin dejar la presidencia para dar su razón de la sin razón, cuando para hacerlo debe dejar la presidencia en manos del suplente y hacerlo como un edil más y no desde su investidura presidencial, dando su visión y cerrando la discusión sin derecho al pataleo de la oposición, sin siquiera permitir al coordinador Ignacio Ifer expresar su fundamentación y dar su versión de los hechos, al tener claro que estaba en falta por no cumplir con acuerdo ni reglamento alguno, como ya es su costumbre en estado irascible. Para culminar, aplicando sus botas relucientes, cuando se lo trata de hacer recapacitar y mostrarle su error, responde expulsando de sala a quien suscribe al increparlo por sus repetidas faltas.
Javier Pizzorno
Edil del Partido
Nacional