Opinion | 03 Ene En Uruguay aumentan los casos de cáncer de piel o melanomas y las campañas de prevención no han logrado incorporar hábitos saludables en la población, que continúa bajando con niños o adolescentes a las playas al mediodía o se expone al sol durante la temporada veraniega.
El melanoma o una de las formas más agresivas de esta enfermedad con gran capacidad para la generación de metástasis se lleva la vida de un uruguayo cada tres días, según el último registro nacional y, de acuerdo a la Asociación Americana del Cáncer, Uruguay lideró el ranking durante 2015 con unos 300 casos anuales.
El efecto de la acumulación de las radiaciones durante años, demostrará aún más su incidencia a largo plazo en la población y por ende, en las generaciones futuras con un daño irreversible. Los especialistas estiman que entre un 50 y un 80% del daño se produce a tempranas edades, de los cuales casi un 90% se debe a la exposición al sol, con una baja incidencia por cuestiones hereditarias. Paralelamente se diagnostica una mayor cantidad de casos de cataratas en pacientes jóvenes, ante la constatación de la utilización de lentes inapropiados.
Desde 1970 a la fecha, la incidencia del melanoma creció un 150% y su tasa de mortalidad se incrementó hasta convertirlo en la patología oncológica con mayor aumento en personas de piel blanca a nivel mundial. La mayoría de estas muertes son evitables si se realiza una correcta prevención protegiéndose de las radiaciones UVA y UVB. Por otro lado, las medidas básicas recomendadas por los técnicos, apuntan a evitar la exposición al sol entre las 11 y las 16, usar protector solar factor 30 o más, ropa oscura y lentes apropiados. No obstante, las autoridades al frente del Ministerio de Salud en las diversas administraciones han reiterado un concepto similar: se torna dificultoso el cambio cultural y revertir la moda de obtener una piel bronceada que, sin embargo, se transformó en un problema sanitario de relevancia para los uruguayos.
Y esa es la preocupación existente en Uruguay entre las autoridades y los especialistas: la consecuencia fundamental es la incidencia y la mortalidad del melanoma, que cada vez compromete la salud de personas jóvenes.