Opinion | 31 Dic La crecida del río Uruguay y el desplazamiento de sus hogares de miles de personas es, justificadamente, el principal motivo de preocupación y la urgencia más grave a atender tanto en la situación actual, como --y esperemos que sea pronto-- en lo que será el operativo de retorno de los evacuados. No obstante, la vida sigue y no son todas son malas noticias en este fin de año para el litoral del río Uruguay.
Por ejemplo, en materia de protección del ambiente y la biodiversidad cabe señalar como una buena noticia el ingreso de Esteros y Algarrobales del Río Uruguay, así como de la incorporación de islas y aguas de jurisdicción nacional al Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay, al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
Según lo informado por el Mvotma, Esteros y Algarrobales del Río Uruguay ingresa al Sistema Nacional de Áreas Protegidas bajo la categoría de manejo "Área de manejo de hábitats y/o especies" y abarca 1.550 hectáreas de esteros, algarrobales y montes nativos, y se ubica al margen del Río Uruguay en el departamento de Río Negro, constituyendo el hábitat de una variedad de especies particulares de fauna y flora autóctonas.
En particular, este sitio se destaca por albergar un sector de humedales reconocido como sitio de importancia internacional (41% de su territorio pertenece al Sitio Ramsar), lo que le permite tener un rol relevante en la conservación de elementos en peligro de la biodiversidad en Uruguay.
Por otra parte, es la primera área cuya administración está en manos de un actor privado, un dato que es relevante y habla del compromiso que está comenzando a ejercer la sociedad civil en estos temas.
A esto se le suma le suma la extensión del Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay agregando islas y aguas de jurisdicción nacional al área protegida, y alcanzando una superficie protegida total de 16.810 hectáreas.
Los avances en materia de consolidación de las áreas protegidas del país han sido notorios en los últimos años, no sólo a través de la incorporación de nuevas áreas en diversos lugares del territorio nacional, sino también con el establecimiento de vínculos con las comunidades locales y el trabajo de puesta en marcha de planes de gestión. Con las recientes incorporaciones más del 70% de los paisajes de Uruguay, incluyendo las superficies terrestres y marina, quedan bajo distintas formas de amparo de la biodiversidad, lo que contribuye a la conservación de ecosistemas y especies prioritarias amenazadas.
Congratula saber que se están dando pasos concretos para la protección de nuestra región, tan rica y diversas en ambientes y donde los recursos naturales también juegan un importante papel en la prevención y control de inundaciones, de forma tal que protegiendo el entorno, ayudamos a protegernos a nosotros mismos.