Opinion | 30 Dic Las muertes por ahogamiento figuran entre las primeras cinco causas de fallecimiento entre las personas de hasta 14 años en países de las Américas, según el Primer informe mundial sobre los ahogamientos por sumersión: prevención de una importante causa de muerte, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y presentado este año en la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Dicho informe revela que cada año los ahogamientos por sumersión se cobran la vida de 372.000 personas en el mundo y se encuentran entre las diez causas principales de muerte de niños y jóvenes en todas las regiones, aunque no es una causa que suele ser abordada desde la salud pública. Por esa razón, en el informe se llama a potenciar considerablemente los esfuerzos y los recursos para prevenir los ahogamientos y se destacan varias medidas que deben adoptarse en las instancias decisorias nacionales y las comunidades locales, que podrían salvar la vida de muchos jóvenes y niños.
En nuestro país, y ante el inicio de la temporada estival, el Sistema Nacional de Emergencias convocó a extremar cuidados y tener conductas responsables para prevenir ahogamientos, a la vez que recordó que la prevención y educación acuática son las únicas maneras de evitar las pérdidas de vidas.
De acuerdo con las estadísticas, en Uruguay se ahogan 130 personas en promedio por año y 94% de esos casos ocurren en zonas sin habilitación para baños, por lo cual se debe tener presente la premisa “playa con guardavidas, playa segura”.
El mayor porcentaje involucra a personas mayores de 44 años, seguido por adolescentes y jóvenes en 40% y, siguiendo la tendencia mundial, en todos los casos prevalece la cifra de hombres sobre la de las mujeres.
La principal causa de este fenómeno es sobrestimar las posibilidades propias y subestimar las condiciones del entorno al momento de tomar un baño. En este sentido, también hay que tener en cuenta que “saber nadar” no es suficiente a la hora de prevenir ahogamientos.
Al respecto, expertos en la materia hablan de la necesidad de tener competencias acuáticas que implican el conocimiento de determinadas aptitudes que contribuyan al cuidado personal, como, por ejemplo, saber flotar en el agua.
Más allá de las playas, la particular situación que se vive en el litoral del país debido a la creciente del río Uruguay amerita extremar cuidados al tomar contacto con el agua en los traslados de personas y bienes. Asimismo, es importante recordar que está prohibido bañarse en zonas inundadas, no solo por la cantidad de alimañas que arrastra la creciente sino por el desborde de cámaras sépticas, pozos y cloacas cuyos vertidos se han mezclado con el agua.