Locales | 31 Dic Los vecinos de la zona de San Félix sienten diariamente que el agua del río avanza y no está estacionario como oficialmente se indica. Así lo precisó una joven madre, quien brindó su relato a EL TELEGRAFO luego de salir de su casa, enclavada a unos 30 metros desde la entrada, con el agua a la altura de la cintura, la cartera colgada a media espalda y tomando de la mano a dos de sus hijos, de piel curtida por el sol y por hacer “playa” a metros de su puerta.
La mujer, que vive en diagonal al Hipódromo a metros del cruce con Independencia, dijo que hasta ahora “no han venido a ayudarnos”. “Hasta les lloré para que vengan a darme una mano. Les dije que soy sola con tres gurises y no tengo quien me ayude, porque mi esposo no está y preciso sacar las cosas. Me dijeron que me quedara tranquila que iban a traer un camión o una máquina grande del Batallón, que ya venían. Hasta ahora los estoy esperando. Cuando ellos vinieron el agua a una persona de estatura normal le daba por debajo de las rodillas, un camión grande podía entrar perfectamente porque tengo todo el camino de tosca. Aproveché a poner las cosas arriba de un camión en desuso que tengo y taparlas con un nailon, ya que no vinieron”, narró quien además pidió que se reservara su identidad.
Asimismo, dijo que según su opinión el río “creció pila”. “Porque hasta ayer (por el martes) estaba por debajo de la casita de uno de los perros que tengo y hoy a la mañana el agua ya había pasado. Me salvaba un escaloncito y hoy ya entró, serán unos cinco centímetros que avanzó en unas horas. Yo controlo todos los días el agua, hasta donde va llegando y para mí lo de 9,10 metros no es cierto, porque acá en la diaria se ve el avance”, agregó.

QUEDARSE A CUIDAR
Asimismo, dijo que durante el día se queda en su casa con sus hijos, “hasta he tenido que faltar al trabajo en estos días porque ni loca dejo los gurises solos. Me muero si les pasa algo”. Y a la tardecita, a la hora que EL TELEGRAFO recorrió la zona, se va a la casa de su madre para dormir más tranquilos.
“Ahora mi marido le pidió a un conocido si podía quedarse de noche a cuidar la casa porque anda gente robando. Un vecino que estaba haciéndose la casa tuvo que venir y sacar las aberturas porque entran y te roban. Ayer (martes) andaban tres en una chalana, se metieron por mi terreno con intenciones de robar en la casa de al lado, que es una casa de fin de semana. Como los perros ladraban salí a mirar y cuando me vieron dieron la vuelta y se fueron. No hice denuncia porque mientras llegan, ya se habían ido”, expresó.
De acuerdo con el protocolo de UTE, los cortes de energía se van concretando a medida que el agua va avanzando. La joven, pese a no tener agua dentro de su casa, se encuentra sin luz desde los primeros días de lluvia. “Llamé y me dijeron que la llave general de esta zona va extendida para las otras casas que están bajo agua. Por más que necesite, no pueden darme luz solo a mí”, indicó.
“El primer día me dio no se qué salir con ellos entre el agua, largás el llanto, pero después no te queda otra. Con llorar tampoco vas a lograr algo”, relató la joven, quien se mostró optimista por la posibilidad de que la naturaleza le de un respiro y el agua, finalmente, no ingrese a su hogar.

CAMINO A CASA BLANCA INUNDADO
A unos nueve kilómetros al sur de San Félix se encuentra Casa Blanca. Allí, la creciente no ha ocasionado evacuados ni personas afectadas en sus viviendas. En cambio, sí se ve inundado un tramo del Camino a Casa Blanca, que posibilita el acceso principal al centro poblado.
Pese a que el agua ha ocupada íntegramente la calzada, en una extensión aproximada a los 25 metros, ésto no impide cruzar a automovilistas y motociclistas. Algunos más “corajudos”, se lanzan a cruzar por el medio del agua. Otros, en tanto, prefieren tomar la ruta más larga que los lleva a través de pueblo Bassotti.