Paysandú, Martes 12 de Enero de 2016
Opinion | 11 Ene Desde hace más de una década, la economía china está funcionando como motor de la dinámica comercial del mundo, debido a su gran tamaño y su perfil de consumidor e industrializador de productos primarios. Esto ha sido determinante para que países productores de commodities, como es el caso de Uruguay y de otros países de la región, crecieran o se desaceleraran a medida que presentaba algunos altibajos la demanda del gigante asiático.
China ha ingresado en desaceleración desde hace por lo menos un año, pero igualmente hay cierta inercia que sigue moviendo la economía mundial, porque hay recuperación desde el lado de otro gran consumidor, como Estados Unidos, pero con otras características. Además, China sigue impulsando el movimiento con parámetros que han ido en descenso. Los sacudones en el dólar en los últimos días, con alza significativa en los mercados y bajas en las bolsas obedece a que las noticias que vienen desde el gigante asiático no son alentadoras, y economías pequeñas como la nuestra son muy vulnerables a los vaivenes y al escenario que presentan los mercados mundiales.
No puede extrañar, por lo tanto, que en el reciente foro de economía “Un país entre Argentina y Brasil. ¿Quo vadis 2016?”, organizado por la Asociación de Promotores Privados de la Construcción (Appcu) en el Enyoy Conrad de Punta del Este, el ministro de Economía y Finanzas, economista Danilo Astori, considerara que el desplome bursátil que sufrió China al principio de la semana pasada es idéntico al descalabro de la economía de Estados Unidos registrado en 2008 y por eso debe mirarse con atención.
“Hay que destacar la presencia de China desde el punto de vista financiero. Ocurrió algo grave en China que vivió un momento como Estados Unidos en 2008, con una caída estrepitosa de las bolsas. Una suma imponente de dinero volcado al mercado. Volatilidad financiera, desde luego. Mentalidad expansiva desde el punto de vista del dinero en circulación y las tasas de interés”, advirtió Astori.
Advirtió la necesidad de tener “precaución porque desde China también pueden llegar malas noticias como las que vivimos, repito, en el 2008 provenientes de la alteración financiera que hubo en los Estados Unidos”. Añadió que “lo que ocurrió en el sistema financiero chino demuestra el ruido que es capaz de hacer ese país en estas circunstancias. Hubo ruido en todo el mundo. En todos los mercados de valores importantes del mundo. Hubo ruido en Uruguay donde se aceleró la devaluación, levemente, de la moneda nacional. También en nuestros países vecinos donde ocurrió exactamente lo mismo”.
Asimismo evaluó que “esto lo tenemos que seguir con mucha atención por la potencialidad que tiene ese continente, no ese país, para poder salir adelante, generar demanda, y al mismo tiempo factores de crecimiento”. Recordó que uno de cada cuatro productos exportados por Uruguay tiene como destino el mercado chino. A la vez, evaluó que “el impacto, para empezar, es comercial. Argentina y Brasil han disminuido su participación comercial en el Uruguay. Y China se convirtió en el principal socio comercial del país. Y hoy podemos detectar un descenso de las compras de China de bienes en Uruguay del 9%”.
El punto es que por encima de los avatares, el país asiático continúa siendo el principal socio comercial de Uruguay, con un 23% de las compras de bienes uruguayos en este momento, lo que indica que todo lo que pase en China, más allá de la repercusión indirecta, repercute directamente en nuestro país.
Lo explicó en este ámbito Enrique Iglesias, exsecretario general iberoamericano, cuando expuso el papel de China en todo el mundo al recordar que la crisis de 2008 hubiera sido mucho peor si no existiera el potencial chino en el mercado.
“Fue la gran fábrica que se mantuvo abierta e hizo las cosas menos peores”, pero “China está en un proceso de desaceleración de su economía porque cambió. En lugar de poner el énfasis en la inversión que viene de afuera, lo están teniendo con la expansión del consumo interno de las nuevas clases medias urbanas. De una nueva realidad social que ellos quieren de alguna manera privilegiar, y eso llevó, de alguna manera, a que ellos hayan desacelerado”, afirmó.
Este cambio se ha hecho al estilo chino, es decir paso a paso, en forma prudente, y por lo tanto, “no ha habido un trauma a la occidental como cuando América Latina cayó del 6% al 0% este año”, según Iglesias.
La magnitud de la presencia china en América Latina queda de relieve por el hecho de que China desde 2010 invirtió U$S 100.000 millones en crédito, y que en ese mismo período el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la CAF aportaron U$S 150.000 millones, sumado ello al intercambio comercial.
Por lo tanto, los altibajos chinos no deben ser tomados con liviandad, y refuerzan la necesidad de ser menos dependientes de China y diversificar el intercambio todo lo que sea posible. Uruguay y el Mercosur deben agilizar los procesos de apertura al mundo y buscar el negociar acuerdos de libre comercio con otras regiones, como incluso señaló Astori, quien en este foro planteó además una reflexión que hay seguir al pie de la letra: “Vivimos en un mundo de globalización, un mundo de globalización que algunos no reconocen todavía. Y otros, lo que es peor, la rechazan como si la globalización fuera rechazable”.
Por lo que la actitud de meter la cabeza dentro de un agujero, como el avestruz, y negarse a asumir la realidad y retrasar las decisiones para la inserción en mercados y firma de tratados de libre comercio que tanto seguimos necesitando no son el mejor camino.
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