Opinion | 06 Ene Queridos Reyes Magos, ya no es necesario cargar juguetes, computadoras, tablets, smartphones y otros regalos. Ya no, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar. Aunque sí necesitamos de vuestra ayuda, vaya que sí. Este loco planeta, que parece se nos está volviendo en nuestra contra (y por algo será), necesita de otras cosas con mucho más urgencia que un nuevo móvil con el que chatear mejor, mandar mensajes más divertidos o incluso hablar por teléfono.
En nuestro litoral, tanto del lado uruguayo como argentino, el Uruguay ahora es un río embravecido que desaloja a miles de habitantes y daña infraestructuras, instalaciones eléctricas, cañerías de agua potable y mucho más. Todo eso debe traducirse en la tragedia de las familias que deben vivir fuera de sus hogares y en aquellos casos de viviendas precarias, soportar que las aguas se lleven lo poco que tenían y en lo que vivían; tanto como en las enormes pérdidas económicas, el dinero que deberá invertirse para recuperar no solamente viviendas sino toda la estructura pública.
Más arriba, la situación es igualmente compleja en Paraguay, lo mismo que en varias provincias argentinas. Más de 100.000 personas permanecen desplazadas, esperando que el fenómeno de El Niño amaine y los cursos de agua retornen a su cauce.
Claro, más allá en el mundo, también hay cosas que merecerían vuestra atención, queridos reyes magos. Porque, aunque duela, de nada sirvió la fotografía del niño Aylan muerto sobre la arena. Porque cada hora, todos los días, centenares de Aylan Kurdi tratan de sortear esa trampa mortal en la que se ha convertido el Mediterráneo.
Y los gobiernos de la zona parecen no reparar en un derecho que es de obligado cumplimiento, según el artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y no un acto de voluntad altruista. La crisis de refugiados ha puesto el foco en el lado más oscuro de las políticas de la Unión Europea, incapaz de dar respuesta a un drama anunciado desde el comienzo de la guerra de Siria.
En Missouri, en Escocia y en otras partes del mundo, las inundaciones también golpean duramente, desplazando a miles de personas. En tanto en comunidades de Bolivia y de Venezuela, la situación es la opuesta y la emergencia se debe a la sequía.
Hay sequías también en el sur de África y olas de calor en la India, causadas por el retraso de las lluvias del monzón, en tanto en la zona oriental del Pacífico tropical, la emergencia es provocada por un temporal de huracanes sin precedentes.
Queridos reyes magos, como ven, en algunos rincones del planeta la vida se ha transformado en un drama continuo. Pasó Santa y no pudo solucionar mucho. Así que ahora que fue vuestro turno, el principal regalo que necesitábamos es paz y tranquilidad en estos tiempos inquietos. Ojalá que nos hayan dejado en los zapatos un impulso para poner todo lo mejor de nosotros para mejorar, desde nuestro lugar, este sitio en que nos toca vivir. Sería, ciertamente, el mejor regalo.