Paysandú, Viernes 15 de Enero de 2016

Reducir apoyo a la Semana Termal, error estratégico de proporciones

Opinion | 10 Ene Uruguay es el país de América del Sur que recibe más turistas en relación a su población. El turismo representa el 7% del PBI del país y genera más de 100.000 puestos de trabajo en actividades relacionadas. Así lo sostiene un informe de Uruguay XXI de octubre del año pasado. El documento establece que el porcentaje de turistas ingresados a Uruguay en relación a la población ha experimentado un importante ascenso en la última década. Mientras que en 2003 los visitantes representaban el 50% de la población, en 2014 alcanzaron el 83%. Y desde que la población se ha mantenido estable en los últimos años, esas cifras demuestran que realmente hay un aumento de turistas que llegan al país.
En 2014 ingresaron al país 2.810.318 turistas, que gastaron 1.715 millones de dólares, según cifras del Ministerio de Turismo (Mintur). En tanto, en el primer semestre de 2015 Uruguay recibió 1.577.965 turistas, lo que implicó un crecimiento de un 10,3% con respecto al mismo período de 2014. En ese período, los turistas generaron 1.124 millones de dólares de ingresos directos.
Además, en los últimos años ha crecido el turismo interno, que genera actualmente 75 millones de dólares en el sector termal del litoral oeste.
Ahora bien, ¿cómo se ha logrado esto? En primer lugar con una política estatal que comenzó con la propia instalación de un ministerio del área, en 1986 (en 2005 se fusionó con el Ministerio de Deporte y Juventud). Eso a su vez desencadenó --en alguna medida gracias a la ley 16.906, de 1998-- la inversión privada en el sector, con especial énfasis en el Este del país porque allí se producen las mayores recaudaciones del sector, pero en realidad en todo el país.
Con eso, la generación de eventos, actividades, excursiones y todo lo que el turismo incorpora tuvo a su vez una enorme expansión. La creación de Destino Termas en nuestra área es un claro ejemplo.
En lo que refiere a la inversión, en nuestro departamento en Termas de Almirón, con inversión del BID y un costo superior a los 170.000 dólares se construyó el Centro Termal Terapéutico --gestionado por Bethel Spa--primer spa termal de aguas saladas de Uruguay. Y está en plena ejecución otra inversión de 7,7 millones de dólares --privada-- con la que se levanta un hotel cuatro estrellas de 60 habitaciones.
En Termas de Guaviyú, en tanto, hay firmada una carta intención para construir allí también un hotel cuatro estrellas, también con capitales privados.
Del mismo modo que se debe esperar una política estatal de impulso al turismo, pues queda clara su importancia para el país, y especialmente su poder para continuar desarrollándose, también se debe esperar una política departamental que apunte a los mismos objetivos.
Por eso no es raro entender la perplejidad con que se recibe la noticia que la Intendencia Departamental de Paysandú decide aportar apenas 30.000 pesos y reducir a tres días la Semana Termal, el principal evento de Termas de Almirón.
Es que el propio programa del Frente Amplio, que según aseguró el intendente Guillermo Caraballo es el que iba a hacer cumplir “a rajatabla” sostiene con toda claridad: “Desarrollaremos los productos turísticos y gestionaremos los territorios turísticos del departamento en base a la calidad: gestionando eficientemente lo existente (las Termas, el Plan de la Costa, la Semana de la Cerveza)...”
No se puede estar más de acuerdo con lo expresado en ese programa. Y con cumplirlo. Ahora bien, de la letra a los hechos parece haber una notoria diferencia. Y de lo que se dice a lo que se hace también. Vaya que sí. Porque de aquel impulso a los eventos que ya existen --y la Semana Termal que está escrito en el programa--, ese apoyo se reduce indicando que se ha decidido ir por la equidad.
Quizás ha sido un involuntario desliz, pero nada más lejos de la realidad. Equidad en una de sus acepciones es la cualidad de no favorecer en el trato a una persona perjudicando a otra. Y en su otra acepción, es dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones.
Ni en una ni en otra se justifica que la Semana Termal reciba de parte de la intendencia el mismo apoyo y el mismo impulso que fiestas netamente locales de comunidades del interior. Es como si el Ministerio de Turismo buscando ser equitativo quisiera invertir en promover Punta del Este lo mismo que gastaría en la Fiesta de Arándano de Chapicuy.
Que todas las fiestas locales merecen el apoyo, sin dudas, pero lejos están aún de poder incorporarse al circuito turístico, como si ha hecho ya Termas de Almirón, que no en vano ha recibido la inversión privada.
La equidad no es darle a todos lo mismo, sino a cada uno en función del impacto que produce. Simple y concreto. Nada de eso hace la intendencia cuando claramente desmerece la Semana Termal y --por la vía de los hechos-- la condena a su extinción. Cuando debería hacer todo lo contrario, incluso tomando en cuenta las propias Bases Programáticas.
El Municipio de Guichón pidió 100.000 pesos. Y, como afirma la intendencia, es una cifra inapropiada. Porque debería pedir 200.000. O 300.000. ¿Cuánto se quiere realmente impulsar el turismo en Paysandú? Si se ofrece, como ahora, alrededor de mil dólares es obvio que no hay intención de impulsar el turismo termal. Con esa plata no se puede hacer ni una fiestita de cumpleaños. Y aún los poco más de 3.000 dólares que pidió el municipio, tampoco da para mucho.
Si se quieren hacer las cosas bien en lo que refiere al impulso al turismo, solamente hay que mirar allende al río, a Colón. No estamos más lejos de Buenos Aires que la vecina ciudad entrerriana. Y tenemos atractivos que complementan su oferta. Una Semana Termal fuerte, con real atractivo, muy probablemente hubiera impulsado desde allí el acceso de turistas. Pues no debe olvidarse que en Almirón el agua termal es salada.
Pero desde aquí se deben dar pasos concretos en apoyo real y efectivo al turismo. Con 30.000 pesos es evidente que muy poco de interés turístico se puede lograr. Interés local quizás. Pero lo que se necesitan son eventos que generen turismo y por tanto recursos para el departamento. Eso significará trabajo y eso permitirá no seguir perdiendo rueda dentro del Destino Termal, en el que Salto va adelante y por buena distancia.
Lo que necesitamos es un gobierno departamental que actúe con equidad. Esto es, que le otorgue a cada uno lo que corresponde. No otra cosa.


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