Opinion | 14 Ene La recapitalización de Ancap, los recientes aumentos de las tarifas de servicios públicos, los compromisos presupuestales desmedidos refieren a un aspecto crítico de la situación financiera del Estado, que afronta un fuerte déficit fiscal, precisamente cuando acaba de cambiar el viento de cola de la última década en la economía mundial.
Quedan pocos recursos estatales para financiar o invertir en infraestructura y ello explica que desde el gobierno anterior se buscara la presencia de capitales privados, incluyendo la coparticipación con el Estado, con la posibilidad de tener la concesión por determinado período para amortizar la inversión, como se hace en todo el mundo. Y para aliviar la necesidad de recursos en emprendimientos con participación estatal, se han creado instrumentos como la Participación Público Privada (PPP), que hace que el Estado resigne la vieja idea de ser el que invierte en infraestructura, para abrir el abanico hacia los privados.
Ocurre que hasta ahora, por una diversidad de factores, ese instrumento no se ha traducido en el volumen y magnitud de concreciones que se pretendía. Y ante una realidad que no puede ser modificada por decreto, es plausible que se trate de adecuar la norma a la realidad para no seguir en la ilusión de que algún día las cosas van a cambiar por sí solas.
Es de recibo que el gobierno impulse este año el desarrollo de obras viales a través de la PPP, apuntando a proyectos que forman parte de un plan de inversiones en infraestructura que se promoverá durante la actual administración. Sin embargo, asesores de inversión aseguran que hasta ahora el camino que se tomó con los llamados de PPP no fue el correcto y ello explica que muchos inversores ya dejaron de mirar hacia Uruguay y destinan sus capitales a otros países de la región.
Sobre fin de año, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) lanzó dos proyectos de PPP para reparación de rutas y la intención es realizar otros cuatro llamados este año, pero hay dudas en el ámbito privado sobre la receptividad de estas propuestas, basados en la experiencia inmediata.
Al analizar esta problemática, el director de la firma asesora de inversiones Invertax, Juan Cabrera, dijo a El País que el gobierno debería hacer llamados para proyectos de menor porte y considera que “los viales que se proponen son proyectos muy grandes. Eso debería cambiar”.
El asesor indicó que promover obras viales más pequeñas haría que las constructoras locales pudieran presentarse en forma independiente, sin buscar socios en el exterior, y en este sentido consideró: “estamos pecando de no aprender de los propios errores. Se debería hacer una curva de aprendizaje de proyectos más chicos a más grandes, que serviría además para detectar problemas”.
Sostuvo que el gobierno de José Mujica fue positivo, ya que en él se generó el marco jurídico para el mecanismo, pero destacó que luego se demoraron los tiempos y se perdió la oportunidad de atraer inversores que estaban interesados en Uruguay. “Hubo muchos que estuvieron pendientes del proceso de licitación y de cierta manera se vieron desilusionados por el ritmo que tuvo”, explicó Cabrera.
A su vez, en esta segunda administración de Tabaré Vázquez, la principal preocupación durante el primer año pasó por la elaboración y aprobación del presupuesto, lo que alejó al mecanismo de PPP de la mirada de la administración. Según el asesor, “este año tiene que ser el de las PPP; porque se necesita imperiosamente recibir inversiones por la carencia de infraestructura y por la desaceleración de la economía”.
Recordó que el contexto internacional favorable de los últimos tres o cuatro años cambió y en ese tiempo Uruguay dejó de ser la “niña bonita” de la región y pasó a tener fuertes competidores como Perú, Colombia, México o Chile para atraer inversores. Para captar inversiones, hay muchos actores dispuestos a ofrecer facilidades y rentabilidad para quien se vuelque a financiar emprendimientos de riesgo y, sobre todo, cuando la economía mundial y regional se ha desacelerado, por ser benignos con el término.
Estas condiciones provocan que haya “inversores que hoy no están mirando hacia Uruguay y ante un llamado (de PPP) hay que salir a enamorarlos; hay que traer de nuevo a ese inversor que de a poco se fue yendo hacia otros países de la región”, reflexionó Cabrera. Y por cierto que es una evaluación a tener en cuenta, por venir de donde viene, porque integra la cámara de empresarios del área de energías renovables, donde se siguen concretando proyectos que, aunque de modesta envergadura individualmente, siguen sumando inversiones para potenciar un área estratégica. Por ejemplo, el caso de los parques eólicos, clara muestra de coparticipación del tipo que se necesita repicar en estas y otras áreas, para generar la sumatoria que nos permita atender problemas estructurales sin tener que apelar siempre al Estado.