Paysandú, Sábado 23 de Enero de 2016
Opinion | 23 Ene A propósito del reclamo de centenares de productores --fundamentalmente lecheros-- que salieron a protestar a las rutas hace pocos días, ha quedado en el tapete el tema de los negocios acordados entre el gobierno de José Mujica y el de Venezuela, que involucra un intercambio de productos a partir del petróleo venezolano y derivados lácteos, como eje, y la creación de un fideicomiso para el ya dilatado intento de cobro por los productores uruguayos.
El punto es que pese a las promesas desde el gobierno de Nicolás Maduro en Caracas, y los repiques en voceros gubernamentales de nuestro país, incluido el propio presidente Tabaré Vázquez, el cobro se ha dado en cuentagotas, solo para algunas empresas lácteas, y encima anda metido en el medio un grupo de intermediarios que, según se ha indicado, está conformado por colaboradores del entorno de Mujica, y más concretamente de su sector MPP.
Últimamente la gran incógnita que se ha generado es qué se ha hecho con el dinero en fideicomiso del que deben cobrarse los productores, los que naturalmente quieren cobrar la leche que remitieran a las empresas, y éstas a la vez han debido sacar de su capital de giro para poder elaborar los productos e incluso pagar salarios a los funcionarios de sus plantas.
Pero ocurre que el dinero no está en Uruguay para que se cobren los productores, sino que está depositado en un banco chino por deudas de Venezuela.
El origen está en que en agosto de 2015 el Senado de la República votó, en una ríspida sesión, la cancelación de la deuda de Ancap con la intervención de la petrolera caribeña Pdvsa, en un negocio que fue presentado como bueno para Uruguay por el oficialismo. Se pagarían U$S 267 millones al contado en vez de los U$S 430 millones que se debían, y la idea --que según se había dicho en esa oportunidad, el presidente Tabaré Vázquez negoció con su colega Nicolás Maduro-- era también que ese dinero fuera al banco Bandes en nuestro país, que sería el agente fiduciario, para asegurar los pagos a exportadores uruguayos que vendieran alimentos a Venezuela.
Sin embargo, ahora se supo que Pdvsa impuso “condiciones” a Ancap, según reconoció el jueves el vicepresidente Raúl Sendic, y el dinero (U$S 267 millones) fue girado no al Bandes, sino a un banco de China. Según supo El Observador, en el acuerdo entre Ancap y Pdvsa nunca se estableció que esos recursos debían ir al fideicomiso que el Poder Ejecutivo creó para asegurar los pagos por alimentos, y tampoco estuvo en la ley de cancelación de deuda que ese dinero fuera al Bandes como lo prometió el gobierno.
Es así que ahora la plata no está ni siquiera en Uruguay, y habrá que confiar en la buena voluntad del inestable Maduro para recuperar algo de lo pagado por Ancap, en otro negocio cuadrado para el país que mucho recuerda la “genialidad” del salvataje a Pluna. Otra vez, el gobierno dice una cosa y hace otra,. Al final, el negocio con Venezuela resultó ser otro cuento chino.
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