Opinion | 18 Ene El vicepresidente Raúl Sendic dijo al semanario Búsqueda que las críticas recibidas desde dentro y fuera del Frente Amplio responden a un único objetivo: bajarlo políticamente. “No somos ingenuos. Lo que se ha hecho de criticarme y salir a pegarme, tanto desde la oposición como dentro de la fuerza política, fue apuntado a la parte política. Sería ingenuo pensar que no es así; me han pegado para bajarme políticamente, con ese objetivo en mente. Y esto es así tanto desde afuera como dentro del Frente”.
Las declaraciones se enmarcan en las críticas recibidas por su gestión al frente de una de las empresas más importantes del país, a cargo de la gestión frenteamplista en los últimos diez años. Ancap ha servido para develar una serie de misterios ocultos en la sórdida trama política y burocrática, que protagonizó durante los mejores años de recaudación y ventas récord, apoyados en los precios descendentes del petróleo.
Tampoco es menos cierto que en Uruguay se ha desarrollado una trama de personalismos narcisistas y mediáticos que dirimen sus diferencias por distintos medios de comunicación, tirándole a la opinión pública lo peor de ellos. En realidad, deberían transformarse en herramientas de consensos y no en adalides de una polémica que roza la tilinguería.
Paralelamente, se van presentando estos personajes promovidos por sí mismos como referencia de una fuerza política que debería preocuparse en gobernar antes que en salir a contestar a tirios y troyanos, quienes a su vez no eligen los medios ni los individuos al azar, sino todo lo contrario.
En esta oportunidad, no se trata solo de ser un portador de apellido, en tanto existe un conglomerado al que le ha costado –al menos hasta ahora-- la construcción de una autocrítica creíble y colectiva que a su vez le permita el perfilamiento de nuevos liderazgos y un respeto por ellos.
Es pueril y de razonamiento provinciano que tanto el presidente Tabaré Vázquez como el senador José Mujica confíen en que el hallazgo de petróleo en la plataforma marítima uruguaya ayudará a mejorar la imagen de Sendic y su postulación a la presidencia en 2019. Y es tan aldeana la autopromoción política en tiempos de dificultades que se vuelve necesario recordarles que no estamos en campaña electoral.
O, como dijo el propio Sendic: “Lo primero que hay que asegurar es que funcione este gobierno en temas clave como la educación, el sistema de cuidados, la infraestructura. Si fallamos en eso, no hay candidato que valga. Así que primero hay que pensar en la gestión del gobierno y luego en los candidatos”.
Sin embargo, las egolatrías lo impiden todo el tiempo.