Rurales | 20 Ene Este viernes fue detectado el primer caso positivo en la presente zafra de Roya Asiática de la Soja (RAS), muestra proveniente de una chacra de la zona de Vichadero, departamento de Rivera, que fuera confirmada por el Laboratorio Analítico Agro Industrial (LAAI) en Paysandú.
Según el informe del consorcio antiferrugem, www.consorcioantiferrugem.net/portal, al que accedió EL TELEGRAFO, se habían encontrado cultivos infectados en la zona de San Pedro el 12 de diciembre y luego el 28 de diciembre en Santa Ana Do Livramento.
Recordamos que el primer reporte en 2015 fue el 21 de enero, mientras que en 2014 fue el 10 de febrero. De acuerdo con las previsiones, se confirmarían las expectativas de que, debido a las lluvias en la región sur de Brasil, la roya arribara antes a Uruguay.
Hay que tomar este comunicado como una alerta, no como alarma. Esta información solo indica que está avanzando hacia Uruguay. Lo que se ha visto en zafras anteriores es que aproximadamente a los 10 días de detectarse en Rivera se comienzan a observar los primeros positivos en el litoral oeste. Por lo que se deberá enfatizar en la recorrida de los cultivos, para lograr una detección precoz de la enfermedad.
La clave en el manejo químico de roya es la intervención oportuna. Hay que tener presente que la sola presencia de inóculo en la zona no asegura el problema en el cultivo, sino que juegan la resistencia y las condiciones ambientales. Es por esto que la detección temprana en el cultivo en cuestión se vuelve tan importante.
La intervención química oportuna busca el balance entre entrar muy temprano o llegar muy tarde. En el primer caso, se pierde residualidad del tratamiento (más complejo en aplicaciones tempranas en el ciclo como pueden ser las realizadas antes de R5), mientras que en el segundo caso (llegar tarde) se compromete eficiencia de control y, por ende, el retorno por la inversión realizada. Las aplicaciones ante la detección de primeras pústulas son las que han mostrado, en general, un mejor balance entre ambas situaciones.
Recordar también que el manejo de la enfermedad con una altísima presión de inóculo, como ha ocurrido en las últimas zafras en el noreste del país, es más complejo que el manejo con presiones de inóculo menores que hacen que la enfermedad sea “más manejable”, como ocurre normalmente en el litoral oeste. Con alta presión de inóculo, la resistencia del cultivo juega un rol relativamente mayor que el resto de las medidas.

ENFERMEDAD
La RAS es una enfermedad causada por el hongo Phakopsora pachyrhizi, patógeno que necesita de un huésped vivo para sobrevivir. “Durante el invierno, en nuestro país no encuentra soja ni huéspedes alternativos, por lo que permanece ausente hasta la siguiente zafra estival, cuando ingresa nuevamente al país proveniente de cultivos afectados en zonas adyacentes de los países limítrofes”, precisó a EL TELEGRAFO la licenciada en Biología Silvina Stewart, investigadora principal de INIA La Estanzuela.
“La presencia de la enfermedad cerca de la frontera nos incita a monitorear los cultivos que estén más adelantados en esa zona. Para ello, es necesario detenerse donde el cultivo esté más frondoso (en un bajo, cerca de un arroyo, bajo la sombra de los árboles) y tomar una muestra de 40 a 50 folíolos del tercio inferior de la planta y colocarlos en una bolsa de nylon, inflarla y sellarla (con un nudo, por ejemplo) para que mantenga el aire en su interior”.
Aclaró que se debe enviar dicha muestra “con sus datos (localidad, cultivar, estado fenológico, aplicaciones fungicidas) al laboratorio más cercano o, si prefiere, realizar el diagnóstico in situ, esperar unas ocho horas y mirar el envés de cada hoja con ayuda de una lupa para visualizar las pústulas”.
La profesional estableció que “para que la enfermedad se instale en el cultivo, necesita que se den condiciones favorables: temperaturas frescas (21-24 °C) y precipitaciones”.
Aclaró que en diciembre “han ocurrido precipitaciones abundantes en el sureste de Paraguay y en los estados del sur de Brasil; incluyendo Paraná, Santa Catarina y el norte de Río Grande del Sur, que han determinado la instalación de la roya en esa zona”.
Stewart estableció que “es conveniente dar aviso a INIA y vecinos en caso de aparición de la enfermedad y estar atentos al avance de la enfermedad de forma de poder incrementar la frecuencia de los monitoreos en las zonas próximas y recomendar a tiempo las medidas de control”.

IMPACTO EN EL CULTIVO
Sobre el impacto de la RAS en los cultivos, la profesional señaló: “los datos que tenemos son de la región, porque si bien en Uruguay hemos tenido muchos ensayos tratando de medir la roya, nunca tuvimos la oportunidad de tener roya en un ensayo y poder efectuar la medición”.
Acotó que “todo depende del año y cuando ingresa al cultivo”, pero aclaró que “puede afectar el rendimiento en un alto porcentaje que en Argentina ha sido de hasta un 30% y en Brasil, por ejemplo, en Matto Grosso, muchísimo más, y a medida que uno se aleja hacia el sur, llega hasta un 30% aproximadamente”.
En el caso de que un productor o el técnico no detecte la presencia de roya a tiempo, “el control se hace más difícil”, explicó Stewart, aclarando que todo depende de “cuánto haya en el cultivo. Si se disparó mucho la enfermedad, no la parás después, porque es bastante agresiva y el hongo tiene ciclos bien cortitos y cada 5 o 7 días vuelve a formar una generación de esporas que a su vez forman de vuelta pústulas en el cultivo, siendo muy rápido el avance”.
De esta forma, “cada vez que se disparó, difícilmente la vamos a poder parar con un fungicida, según la experiencia que tenemos nosotros. Una vez que entra a un cultivo y la ves a simple ojo, con aproximadamente un 20% de roya en el cultivo, ya ahí no la podés parar, lamentablemente”, dijo.
Por tal motivo, puntualizó la importancia que tiene que “cada vez que alguien la detecte, se lo comunique a los vecinos y que todos estén informados, porque el conocerse que la roya está en el lugar, me ayuda a intensificar los monitoreos y saber que estamos cerca del momento de efectuar una aplicación”.