Paysandú, Miércoles 27 de Enero de 2016
Rurales | 23 Ene El ingeniero agrónomo Gianni Bianchi, otrora investigador de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía y actualmente asesor privado en el área ganadera con particular énfasis en la producción ovina, señaló a EL TELEGRAFO la importancia de “trabajar bien” la oveja, lo que requiere asistencia técnica especializada”.
El especialista indicó que si bien la búsqueda y consolidación de los mercados actuales es importante para un país exportador como Uruguay, “no tiene mucho sentido concentrar los esfuerzos en la colocación de nuestros productos, cuando el stock sigue cayendo y sobre todo los indicadores productivos se mantienen inamovibles”.
Pero además precisó que “el advenimiento del mercado americano se viene anunciando desde hace por lo menos cinco años y en los hechos –y salvo los corderos del compartimento ovino del SUL– Uruguay no ha entrado con carne ovina a Estados Unidos. Vale decir que el mercado americano será importante si se concreta la exportación de un volumen considerable de cortes ovinos y si ese diferencial de precio se traslada al sector primario”.
En cuanto a México, otro de los mercados que se anuncian, “hay que recordar todo lo que demoró ese país en concretar la compra de carne vacuna, sin considerar el volumen que efectivamente ha comprado hasta el momento”.
Para Bianchi, tampoco es de recibo “achacarle a los predadores o a los que roban hacienda la principal razón –nótese que no desconozco el problema, pero tampoco lo magnifico– de lo mal que se produce en el país. La ganadería en general y la ovinocultura en particular es de las pocas producciones nacionales vinculadas al agro, donde prácticamente no se interviene y todo lo que ocurra depende de cómo venga el tiempo”.
“Obviamente que hay productores que hacen las cosas muy bien, pero son pocos y los promedios nacionales se hacen –como decimos siempre– con los muy buenos, pero también con los malos y los muy malos. Casi nadie mide nada durante el ciclo productivo de la oveja, se limitan a mirar el principio de la película –a la encarnerada de los vientres– y al final –señalada o destete– y en el medio todo queda librado prácticamente al azar”, según el técnico.
Bianchi sostuvo que “en este país se siguen manejando las ovejas como cuando Uruguay tenía 25 millones de ovejas y el producto estrella era la lana y la carne un subproducto. Basta recorrer la campaña, principalmente en el norte y centro del país y corroborar que, repito, salvo honrosas excepciones, que las hay, las ovejas están en los peores potreros del establecimiento y sin intervenciones técnicas prácticamente de ningún tipo”.
Esta forma de “producir” podía ser válida “aunque tampoco la compartí cuando el principal producto de la oveja era la lana”, aclaró, “pero de ninguna manera resulta una estrategia viable cuando la carne es –independientemente de la raza– el principal rubro que explica los ingresos de los productores ovinos. Ello no implica dejar de lado la lana –sería un error desechar un producto que la oveja prácticamente lo produce gratis–, tampoco dejar de bregar para mejorar su calidad”, dijo.
De hecho, el profesional indicó que “si hacemos un rápido recconto de las pocas tecnologías adoptadas por los productores que poseen ovinos, casi todas, sino todas, involucran la lana: esquila pre-parto, acondicionamiento de la fibra, programas de mejoramiento genético y desarrollo de DEP para todas las razas laneras. También las carniceras, pero claramente más tarde en el tiempo y por tanto con mucho menos información que las razas tradicionales del país. Nada de esto está mal, al revés, está muy bien, pero salvo el desarrollo del cordero pesado, que mayoritariamente se engorda en un año para extraer un vellón que no paga el tiempo extra innecesario que permanece en el campo, son pocos los que piensan en incrementar la reproducción y la velocidad de crecimiento, pilares de cualquier proceso de producción de carne que se jacte de exitoso”.
PAQUETE TECNOLÓGICO
Lo paradojal de toda esta situación para Bianchi, “es que existe un paquete tecnológico disponible en el país para incrementar al menos 30 puntos porcentuales los procreos y los productores no lo usan. Tampoco recurren a la diversidad de alternativas para engordar eficientemente sus corderos. Es peor, en la mayoría de los casos de productores que cuentan con mejoramientos forrajeros, las ovejas no los pisan”.
“Como contraparte cada vez son más los uruguayos que visitan Oceanía y resultan impactados con lo que ven en Australia y sobre todo en Nueva Zelanda, porque recordemos que es la carne lo que puede sacar a la oveja de la situación en que se encuentra. Sin embargo, lamentablemente son muy pocos los que al menos intentan cambiar y hacer algo de lo mucho que ofrece el principal país productor y exportador de carne de cordero del mundo”.
Entiende que “es verdad que en los campos del país oceánico existen condiciones para que los productores se afinquen en el campo –que acá estamos muy lejos–, pero no es menos cierto que trabajan en serio y no se limitan solo a la tenencia de ovinos, sino que los hacen producir casi 2,5 veces más de lo que se ha producido acá por décadas”.
PERSONAL
Entonces surge el otro problema, a su entender “también sobredimensionado en Uruguay”: “No se consigue gente” y se afirma que “la gente no quiere trabajar”. “Modestamente, entiendo que lo que la gente hace es optar por ofertas laborales que son mejor remuneradas y donde además, están mucho más cómodos en un trabajo acotado en tiempo y sobre todo lugar, porque vuelven a sus casas todos los días o, en el peor de los casos, todos los fines de semana”, explicó.
“Creo que hay que empezar a pensar que el hecho de ser mantenidos ya no es una oferta tentadora, si ello no va acompañado de remuneraciones competitivas y de condiciones de trabajo y de vida similares –¿por qué no?– a las que ostentan los patrones”, dijo.
Aun analizándolo exclusivamente desde la empresa, explicó que “no existe mejor inversión –no gasto– que contar con personal conforme y comprometido con la tarea que desarrolla. Precisamente, una de las diferencias entre las empresas pecuarias exitosas y las que no lo son, son las condiciones en las que mantienen su personal. Ese personal, además debe estar capacitado para desarrollar y ser protagonista –porque el patrón generalmente vive en la ciudad y no está todos los días– de las tecnologías desarrolladas para aumentar considerablemente la producción de carne. Para ello, la presencia de un técnico es clave y esa es otra –sino la principal– falla de los sistemas ovinos del país”.
MOMENTOS ESTRATÉGICOS
Gianni Bianchi establece que “hay cinco o seis momentos estratégicos en el ciclo productivo de la oveja que requieren adoptar medidas en los animales y en la pastura y, en función de ellas, tomar decisiones que determinarán el resultado biológico y económico del sistema de producción”.
“Si no medimos, no conocemos, si no conocemos, no gestionamos y si no gestionamos, no mejoraremos. No busquemos problemas afuera, cuando en realidad los tenemos adentro: cambiar depende de nosotros primero que nada. El personal, los robos, los predadores, los precios, los mercados, los costos, siempre se repiten estos reclamos, pero nunca hay un sinceramiento real de las causas que determinan que estemos como estamos”, explicó. “En este nuevo año que comienza, auguro para que quienes todavía tienen las ovejas y pueden cambiar definitivamente el desarrollo del rubro, tomen consciencia de ello”, finalizó.
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