Opinion | 25 Ene Los resultados de la comisión investigadora sobre los negocios de Ancap, instalada en el Parlamento y los argumentos utilizados para sostener la capitalización de la empresa, algunas iniciativas que quedaron por el camino como la regasificadora, el déficit del 3,5% en el país, inversiones con presupuesto incierto como el Antel Arena o la inexistente razón para no permitir una rebaja en el precio de los combustible ante un contexto internacional favorable, son asuntos que trajinan por los grandes titulares.
Mientras la oposición difunde cifras y datos desde su perspectiva, los legisladores oficialistas se han puesto en pie de guerra y resolvieron salir a contestarle a blancos, colorados e independientes. El senador José Mujica aseguró que “nunca vi una oposición que arrancara tan rápido como si ya estuviera en la recta final del camino a las elecciones. Este le hace muy mal al país. El FA tiene mucho que ver con el porvenir del Uruguay y no puede quedarse de brazos cruzados, eso sería una torpeza ante esta enorme agresión que degrada la construcción política”. O el caso del senador Ernesto Agazzi, que comparó a la “nueva derecha” con la oposición venezolana, que hoy es mayoría en el Parlamento de aquel país, bajo una actitud que ha tomado “para la confrontación y no para el cogobierno”.
Es así que el líder del MPP, advirtió que “el Frente está necesitando revitalizarse, y debe cerrar filas para salir a afrontar la nueva circunstancia que plantea la oposición”, en relación a las polémicas internas generadas a partir de la mala gestión en Ancap, donde incluso los grandes referentes como Mujica y Astori, intercambiaron culpabilidades en los medios de comunicación.
Mientras tanto, la población padece las diatribas de unos contra otros cuando en realidad debe primar el claro ejercicio de gobernar. Si el partido de gobierno está seguro de su gestión, entonces no necesitará sacar a relucir sus mejores cuadros antes de cumplir un año en su gestión, sino que se preocupará en gobernar basado en el programa de gobierno propuesto a la ciudadanía durante la campaña electoral y con el que ganó.
Si su preocupación está centrada en los pasos que señala la oposición, entonces las “pompitas de jabón” estaban en otro lado y no precisamente en el bando contrario.
Nadie juega de local en este partido y una elección no se gana o se pierde con argumentos mejorados, sino con gestión y resultados a la vista que se sostengan sobre un presupuesto equilibrado, tras una recaudación récord. Sin embargo, en los últimos tiempos quedó demostrado que el déficit y mala gestión de algunos organismos los financia la propia gente con sus salarios, mientras se cierran filas para proteger a los gestores de una balanza que ensanchó la brecha social y que ha sido reconocida por pocos.