Opinion | 29 Ene Una pregunta sempiterna entre quienes vivimos en esta ciudad es “¿Qué es lo que hay que hacer por Paysandú?” No importa el color del gobierno, no importa la época, no importa la situación nacional, ni la regional, ni la mundial. Los sanduceros siempre sentimos que hay cosas que deben hacerse, pero no siempre tenemos certeza de qué es lo que esta sociedad necesita para retomar el impulso que cuentan nuestros mayores y que hoy, pocas dudas quedan, no es el mismo.
Es cierto, el mundo es otro y se ha establecido un sistema de macro poderes económicos, que a su vez establece las supremacías militar tanto como las industriales y comerciales. Eso hace cada vez más difícil que pequeñas comunidades como la nuestra puedan distinguirse por sí mismas, por el solo y propio impulso, como en aquella época dorada de la revolución industrial a lo “Pay”, con la creación de las grandes industrias a finales de los 40 y durante la década del 50.
Eran otros hombres (y mujeres). Pero no más hombres, tal como lo expresa la letra del tango “Tiempos viejos”. Pero aunque es otro mundo, hay otras ideas para encontrar caminos nuevos que nos lleven a nuevos logros, que sean el motor impulsor de los sanduceros en este siglo XXI que, casi sin darnos cuenta, ya ha consumido tres lustros.
Paysandú necesita, quizás en primer lugar, creer en sí mismo, saber que tiene intactas todas las posibilidades siempre y cuando se decida a intentarlas. Paysandú necesita, también enterrar ese pesimismo que en el lunfardo tan bien se lo define como caraculismo. Y ese mirarnos con desconfianza, ese pensar que todo lo que el otro piensa, lo que cree y lo que hace está mal o es inferior a lo que nosotros hacemos.
Hay que cambiar el alma sanducera. Por algún lado hay que empezar. Por ejemplo, por reír, por divertirnos juntos. Puede parecer algo menor y quizás lo sea, pero si seguimos poniendo la vara demasiado alta no será posible superarla.
Aunque puede parecer traído de los pelos, la cercana presentación en nuestra ciudad de Alejandro Dolina tiene mucho que ver en eso de aventar la mufa y el pesimismo. Hombre de un humor muy particular, a lo largo de muchos años ha establecido una manera de ver la vida y una forma de plantearse ante los problemas, siempre con humor, siempre buscando una salida.
El intendente Guillermo Caraballo es ciertamente uno de sus mayores admiradores en el área y alguna vez le dijo al propio Dolina “se más de vos que vos mismo”. Seguramente tenerlo en Paysandú será un 6 de Enero adicional, pero al mismo tiempo es una buena manera de prender la vela para alumbrar el camino. Ya habrá tiempo para mejorar el alumbrado. Pero hay que recuperar la capacidad de reírnos y si es posible codo con codo, no codo contra codo.
El intendente hizo unas cuantas negociaciones para lograr la presencia de Dolina en la Heroica. Ni tanto ni tan poco. No va a inflar el espíritu sanducero casi en llanta. Pero un poquito de aire por aquí, por allá y pronto, a rodar mi vida. Y a rodar, y a rodar, y a rodar.