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Paysandú, Martes 02 de Febrero de 2016

PILI cobró la totalidad de lo embarcado a Venezuela, pero tiene 2.600 toneladas aguardando en cámaras

Locales | 27 Ene Mientras la industria local PILI S. A. cobró, este lunes, la totalidad de las 1.400 toneladas de quesos que exportó en los dos primeros envíos efectuados a Venezuela, aún le quedan 2.600 toneladas que permanecen en cámaras de frío y que son el gran “dolor de cabeza” para la empresa. Mientras tanto, los productores tendrán una baja aproximada de 14,2% en la remisión de enero, por lo que empezarán el 2016 produciendo a pérdida y sin miras de cambios en los próximos meses.
Si alguien pensaba que la situación generada a través del negocio entre Uruguay y Venezuela por alimentos llegaba a su punto final con el pago anunciado el jueves pasado por el embajador venezolano en nuestro país, Julio Chirino, está muy lejos de la realidad.
A cuatro días del anuncio, que fue visto con mucho escepticismo desde los productores, este apenas logró preocupar más a los empresarios involucrados. Mientras PILI solamente logró cobrar lo enviado hasta el momento, pero sin saber que pasarán con las 2.600 toneladas existentes en cámaras, Calcar logró cobrar una parte de lo ya colocado y Claldy aún no cobró nada de lo enviado.
Lo recibido por las empresas PILI y Calcar este lunes de tarde fue U$S 10.000.000. La partida de dinero representó menos del 10% de lo que adeuda Venezuela a las empresas uruguayas.
Ese dinero se trataría de un remanente que faltaba de los los U$S 50.000.000 que se enviaron en noviembre. En ese momento, las empresas recibieron U$S 40.000.000 y a Venezuela le quedaba por liberar la diferencia que terminó por liberar este lunes. Por lo tanto, la deuda con las industrias uruguayas sigue siendo superior a los U$S 70.000.000.
Concretamente, Calcar cobró el 25% del total embarcado, mientras que PILI cobró las 1.400 toneladas que envió a Venezuela –una tercera parte del total de la venta comprometida–. De todos modos, ese dinero quedó retenido en el Banco República, ya que la institución le había dado adelantos de dinero a la empresa láctea sanducera.
Desde la industria local no ocultaron a EL TELEGRAFO su “gran preocupación” por lo que está sucediendo, porque accedieron al negocio ante el muy interesante precio del negocio, que significa recibir U$S 5.000 por tonelada de queso exportado, cuando los demás mercados no pagaban más de U$S 2.700 en ese entonces.
Por tal motivo, 2015 será un año que para PILI no quedará en el mejor de los recuerdos. Se produjo durante el año el tipo de queso que requería el mercado venezolano y se mantuvo el precio de la leche a los productores teniendo en cuenta la rentabilidad del negocio. Pero la ausencia de pago determinó la necesidad de recurrir a créditos para mantener la industria en funcionamiento y también pagarle a los productores $ 7 el litro. Al mismo tiempo, se construía la futura planta con el desembolso que eso significa.
A fin de año, desde la empresa se analizó seriamente la continuidad de la industria, ante la falta de pago de lo exportado y lo que está en cámaras. Todo esto en el marco de su reestructura, que implica el traslado de la planta a otro sector de la ciudad, paralizada por el momento a poco más de dos meses de su inauguración.
Se logró iniciar la exportación de quesos a Brasil, pero a U$S 2.300 la tonelada (valor más del 50% inferior al concretado con Venezuela), por lo que se vuelve inminente la baja en el precio de la leche al productor.
Tal es así que los productores ya recibieron la comunicación desde la empresa de que para la remisión de enero bajarán el precio de la leche de los productores. La baja se estima en un 14,2 %. De los $ 7 pesos que pagaron hasta fines de 2015, en enero comenzarán recibiendo 5,80 por el litro de leche.

A PÉRDIDA
La decisión adoptada por la industria local significará para los productores remitentes trabajar a pérdida a partir de este año. “Con ese precio es inviable poder mantener un tambo”, expresaron desde la Asociación de Productores de Leche de Paysandú (APLP), reconociendo el endeudamiento que ya arrastran.
“Para nosotros, el negocio de las industrias ya no repercute en nada”, explicó a EL TELEGRAFO un productor remitente a la industria local. Entiende además que “ahora están produciendo quesos para llegar a un mercado que paga menos y, por ende, nos bajan la leche a partir de enero”.
“Si a 7 pesos el negocio de producir leche era delicado en su rentabilidad, imaginate a 5,80 pesos. Si cada litro que produce la vaca es número rojo para nosotros, pensá en cientos de litros que son cientos de pesos en pérdida por día”, sostiene con la desazón del caso. “Hoy tendremos aproximadamente entre 8 y 10 centavos de dólar de desfasaje de pérdida”, dijo.
De todas maneras, aclaró que “hoy PILI es rehén de la situación y no le podemos machacar nada de esta baja”, aunque también mencionó que “cuando en mejores situaciones podían haber aumentado un poco más la leche que pagaban a los productores, no lo hicieron”.
Consultado sobre el segundo cobro del Fondo de Financiamiento de la Actividad Lechera (FFAL2) que recibirán a partir de febrero, dijo que “de los que están en la APLP, el 80% a recibirá el FFAL para pagar deudas y prácticamente no veremos ni un peso. Ese dinero será para solucionar otros créditos y no lo podremos utilizar en prepararnos para el otoño e invierno. Los productores no podemos seguir tomando deudas”, sentenció.
Manifestó que “ahora tenemos problemas con la falta de lluvias, porque las pasturas ya no son las mismas que hace un mes atrás y el sorgo no está rebrotando”.
Reconociendo que “no hay futuro para la lechería en Uruguay”, dijo que cada vez “es más caro producir. Tenemos un combustible caro para trasladarnos, subió la electricidad que nos encarece aún más la producción e incluso cuando nos exoneran del IVA los insumos, nos toman el pelo, ya que el 90% de esos insumos ya estaban exonerados”.

PARAR EL TAMBO
El citado productor analiza, en estas horas, qué camino seguir, afinando los números para ver realmente si es viable la continuidad de su establecimiento lechero.
“Saqué la cuenta con la familia y vamos a aguantar dos o tres meses más y veremos qué hacemos”, dijo. “Tal vez deberíamos vender todo el ganado en ordeñe y las vaquillonas próximas y tratar de abrir el año próximo si cambian las cosas”.
“También sabemos que no es fácil llevar adelante esta medida. Hoy una vaca del tambo en producción debería valer cerca de U$S 1.400 y seguramente, en esta situación del rubro, no podría comercializarla ni en U$S 700. Si en el negocio le sumamos que para revertirnos a la ganadería deberíamos pagar unos 400 o 500 dólares por cada novillo que compremos, con el ganado en baja y problema de lluvias, el panorama está feo”. Y admitió: “si me pagan U$S 1.400 por cada vaca, las vendo a todas”, subrayó.

VENEZUELA
Como es de conocimiento público, los presidentes Tabaré Vázquez y Nicolás Maduro establecieron oportunamente la creación de un fideicomiso, a través del que los productores cobrarían a medida que fueran vendiendo a Venezuela. El dinero del fideicomiso sería el aportado por Ancap, que pagó una deuda en forma anticipada con la petrolera venezonala Pdvsa. Ancap pagó U$S 267.000.000 y canceló una deuda de U$S 430.000.000.
Pero la semana pasada se conoció que Ancap, a pedido de Pdvsa, depositó ese dinero (U$S 267.000.000) en un banco de China. Desde industriales a productores, e incluso legisladores de la oposición tenían entendido que esos recursos serían depositados en el Banco Bandes, que es el agente fiduciario.
El dinero, que oficiaría de garantía de cobro de los productores, nunca pasó por el banco Bandes --según lo informó El Observador-- y fue directamente a China. El vicepresidente, Raúl Sendic, confirmó el pago a China y explicó que se debió a una condición que puso la venezolana Pdvsa.


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