Policiales | 02 Feb De 8 a 20 horas, la zona habilitada del balneario A y B se encuentran con custodia de dos guardavidas por turno (en cada zona) y personal de Prefectura que patrulla en la arena, a fin de salvaguardar la integridad de quienes asisten a disfrutar de las playas sanduceras. En tanto, en acuerdo con Jefatura de Policía, hay un estación de la Unidad de Patrullaje y Respuesta (UPR) ubicada junto a la oficina del Plan de la Costa.
Así lo confirmó a EL TELEGRAFO el coordinador del Plan de la Costa de la Intendencia, Daniel Andrusyszyn, quien además indicó que se trabaja de forma conjunta: “A la policía le toca desde la vereda oeste hacia arriba, controla todo. Tiene la estación y además se colocaron cámaras de vigilancia en el Anfiteatro. En la parte de la arena y agua está Prefectura junto con los guardavidas. Se trabaja en coordinación tanto en la seguridad de la playa en su más amplio término, posibles robos o con el tema de los animales que no pueden ingresar a la playa, ya sea caballos o perros”.
Respecto a los equinos sueltos, los que han sido divisados pastando la zona o aproximándose al río, o el caso de personas que llevan los animales a bañarse e incluso los varean en la costa (cerca de donde suelen encontrarse niños jugando), Andrusyszyn dijo que si se constata su presencia “llamamos al Departamento de Servicios y damos cuenta de lo que ocurre”.
“Es una lucha constante porque es de responsabilidad ciudadana; pero Servicios cuenta con personal que retira esos caballos. Los retienen y les cobran una multa a sus propietarios, o en el caso que estén solos también son retirados del lugar”, agregó.
Días pasados, un asistente al Balneario Municipal narró a EL TELEGRAFO que el pasado jueves sobre las 20:15, vio como un joven montaba un caballo de carreras y lo entrenaba sobre la arena, desde donde nace el muelle de la toma de agua de Norteña hasta detrás del parador La Angelina. Pasaba a todo galope en dirección oeste entre la gente que disfrutaba de las últimas horas del ocaso --incluso había niños jugando-- y volvía al trote, para repetir la operación varias veces, sin que nadie le llamara la atención.
En tanto, sobre la exigencia a los guardavidas, el coordinador del Plan de la Costa explicó que “cuando hicimos el llamado para presentarse se exigió que contaran con el curso de Reanimación cardio-pulmonar (RCP). Era uno de los requisitos para postularse, por eso dictamos el curso que duró un mes, donde se hicieron todas las pruebas y el curso de reanimación”. Esto ha permitido que en más de una ocasión, el accionar de los guardavidas sea vital, como en el caso de la niña que debió ser rescatada por uno de los integrantes del plantel. “Me dejó muy conforme la respuesta de un guardavidas que aplicó lo aprendido en el curso”, comentó.
LUEGO DE LAS 20
Por su parte, Andrusyszyn explicó que la tarea de guardavidas y Prefectura es hasta la hora 20. Luego de esa hora, “corre por cuenta de la propia persona. Estamos hasta que hay luz solar, porque cuando ya el sol desaparece el guardavidas no tiene el campo visual como para mantener la seguridad de las personas. La playa queda inhabilitada para baños. Si uno lo hace, queda bajo su responsabilidad al saber que no está el guardavidas”. Además, a los nueve guardavidas que conforman el plantel municipal se le suma la coordinadora general “que está permanentemente cotejando que se cumpla tanto el recorrido como la preparación que tienen, porque hay determinadas reglas que cumplir. Por ejemplo, si ven que una persona se va a lastimar porque está haciendo una cosa indebida, tienen el deber de decírselo”, dijo el coordinador. Inclusive, “han atendido accidentes en la calle, brindándose asistencia primaria hasta que llega la ambulancia”, dijo Andrusyszyn.