Opinion | 05 Feb Desde hace un tiempo, ha crecido de manera exponencial el uso indebido del espacio público por comercios tanto grandes como pequeños. Lo más común es que frente al comercio se ocupa parcialmente la vereda, lo que impide que los peatones usen el espacio que por derecho les pertenece.
Lo mismo ocurre en el centro de la ciudad, aunque generalmente en estos casos hay autorización de la intendencia, para comercios que giran en el ramo gastronómico, que pueden así colocar mesas y sillas en la vereda, para solaz de sus clientes durante el verano.
También se ha visto crecer rápidamente en la ciudad el uso de canteros de avenidas, donde comercios colocan carteles de todo tipo y tamaño, tratando de atraer clientes, lo que nada de malo tiene si no fuera porque usan un espacio que no les pertenece, sino que es de uso público y que por tanto no puede ser utilizado con fines particulares.
Incluso se dan casos en que en la vereda se instalan comercios enteros, preferentemente verdulerías, que sin que nadie se los impida, la aprovechan a su antojo personal, sin importar que quienes transitan por el lugar deben descender a la calle, con el peligro adicional del tránsito.
Ciertamente, el departamento de Paysandú cuenta con decretos que reglamentan el uso de espacios públicos y a la vez determina multas y otras acciones punibles contra quienes transgreden lo departamentalmente legislado.
Lo que falta por parte de la intendencia, que es el organismo que debe ejercer el contralor, es contar con inspectores que recorran la ciudad, tomen nota de las decenas o quizás cientos de transgresiones y procedan primero a formular una advertencia por el uso indebido y posteriormente, de continuar incambiada la situación, proceder según las normas.
En estas horas se anuncia el establecimiento de un cuerpo de Policía Territorial de la Intendencia, que tendrá la enorme tarea de hacer cumplir la ley de ordenamiento territorial, que incluye prohibir asentamientos en espacios inundables.
Es una noticia excelente, pero mientras perseguimos a quienes tratan de levantar una vivienda precaria en terrenos fiscales, no hacemos lo mismo con otras áreas que también exigen contralor.
Si no se controla, indudablemente los excesos lejos de detenerse continuarán aumentando. De hecho, más allá que está bien que aquellos comercios gastronómicos pueden colocar sillas y mesas en sus veredas en verano, no corresponde colocar estructuras permanentes --como las hay-- porque deberían dejar libre el espacio público en aquellas épocas del año en que no pueden usar esos lugares.
La Intendencia debe también poner énfasis en la protección de los espacios públicos y hacer que su uso sea racional y adecuado. Es lo que corresponde.