Paysandú, Lunes 08 de Febrero de 2016

Déficit en prevención y concientización

Opinion | 08 Feb La aparición en esta zona --no en Uruguay, felizmente-- de enfermedades que tradicionalmente se circunscribían a zonas tropicales, como es el caso del dengue, luego el chikungunya y más recientemente el zika, por mencionar patologías que son transmitidas por el mismo vector, el Aedes Aegypti, da la pauta de que hay factores que inciden para que esta amenaza que hasta hace un tiempo parecía lejana, esté presente en nuestro medio, pese a las medidas preventivas que se han adoptado.
Naturalmente, para que enfermedades como las que mencionamos se trasmitan es preciso contar con el vector, es decir el mosquito Aedes Aegypti en este caso. Este insecto no es natural de esta zona subtropical, pero se ha extendido desde zonas tropicales hacia el sur y hacia el norte, en parte, según opinan expertos, por el cambio climático, pero también porque la masa y frecuencia de personas que se desplaza en uno y otro sentido por la región ha crecido sustancialmente en los últimos años y además, como es sabido, no hay barreras en las fronteras que resulten eficaces para impedir que el mosquito se instale.
Como en tantas problemáticas, hay parte científicamente comprobada y parte de especulación en comentarios sobre la real incidencia y peligrosidad de estas afecciones, pero la Organización Mundial de la Salud ha entendido que es preciso declarar la emergencia sanitaria por causa del zika, teniendo en cuenta que se ha comprobado en Brasil que embarazadas afectadas por esta patología han dado a luz bebés con problemas de microcefalia, en un porcentaje significativo.
Pero como en toda investigación, deben ponderarse muchos aspectos que en primera instancia no se tienen en cuenta, y en este sentido se ha informado que mientras en Brasil los científicos han detectado una relación nítida entre el virus del Zika y estos casos de microcefalia, no ha ocurrido lo mismo con quienes investigan los casos en Colombia, donde no existe esta relación, lo que a juicio de los expertos indicaría que hay algún otro factor que predispone o directamente determina el riesgo de estas derivaciones para uno y otro país o región.
Y como estamos en la antesala de un evento deportivo masivo, como los Juegos Olímpicos en Brasil, y para los uruguayos, las eliminatorias del mundial de fútbol con un partido cercano en Recife, Brasil, una zona crítica en cuanto al zika, notoriamente corresponde extremar las medidas de precaución para quienes viajen, sobre todo en el caso de mujeres embarazadas --se recomienda en lo posible abstenerse de viajar a zonas comprometidas-- mediante el uso de repelentes y mosquiteros, en tanto también a través del Ministerio de Salud Pública y de la Dirección Departamental de Salud se han delineado planes de contingencia en la eventualidad de que se registre algún foco en nuestro medio.
Y aquí volvemos a un punto clave a tener en cuenta, porque incide otro factor que no es imputable a la globalización, al clima o a algún otro elemento, y que refiere a que están a nuestro alcance medidas simples de prevención que sin embargo son soslayadas por la gran mayoría de nuestros conciudadanos, y ello explica gran parte del riesgo que corremos de que se instale algún caso autóctono de una enfermedad tropical y que no debería recalar por estos lares. Nos referimos a la escasa conciencia de gran parte de la población en cuanto a la eliminación del mosquito trasmisor, el Aedes Aegypti, al que resulta difícil abatirlo por fumigación debido a su accionar fundamentalmente doméstico, porque se refugia en rincones de las viviendas, tras los muebles, es de vuelo corto y bajo y se cría en un entorno muy limitado de la vivienda y el fondo.
Es por lo tanto en este aspecto donde radica nuestra mayor flaqueza, en la falta de cooperación, de sentido común y de responsabilidad de muchos convecinos desaprensivos en el tratamiento de elementos que pueden hacer las veces de recipiente para que se críe el mosquito, que solo necesita una tapita de refresco con agua de lluvia para reproducirse e instalarse en nuestros hogares.
El combate del Aedes Aegypti es además solo uno de los vectores que no resultarían demasiado difíciles de erradicar simplemente con una toma de conciencia para actuar con responsabilidad para eliminar los elementos que componen parte de su hábitat, sino que también hay enfermedades endémicas, como la hidatidosis, que tienen este carácter en nuestro medio por la alimentación de perros con achuras crudas y el déficit de dosificación de los canes en muchas zonas, para eliminar el ciclo del vector que transmite esta zoonosis.
Tiene que ver lamentablemente con factores sociales pero también culturales y de idiosincrasia latina, que conspira contra la disposición que se manifiesta en otras culturas para respetar las reglas, asumir responsabilidades por el bien colectivo, previniendo los problemas para no tener que llorar luego sobre la leche derramada.
Pero pese a factores socioculturales que hemos señalado, no todo ha sido para mal, porque hay aspectos en los que hemos avanzado mediante toma de conciencia y acciones directas desde el Estado, pero a la vez con receptividad en gran parte de la población, felizmente.
En este sentido corresponde mencionar los índices alentadores en la reducción de la mortalidad infantil, por ejemplo, teniendo en cuenta que de acuerdo a un informe publicado por Unicef, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, la mortalidad infantil se ha reducido en forma espectacular en los últimos 25 años en el planeta.
Y en Uruguay, desde el Ministerio de Salud Pública se ha indicado que las cifras de mortalidad infantil del año 2014 han sido, junto a las de 2010, las más bajas de la historia del país, y que en 2015 se ha seguido esta tendencia.
Uruguay es uno de los países que registra las cifras más bajas de mortalidad infantil de Sudamérica, junto con Guayana Francesa y Chile, lo que es indudablemente un aspecto muy positivo a tener en cuenta por lo menos como antecedente para considerar que es posible obtener resultados si se insiste en la concientización y acompañar las recomendaciones con los hechos, con marcada presencia desde organismos del Estado, para acompañar además en forma responsable las indicaciones con las correspondientes acciones punitivas cuando hay vecinos que por su negligencia generan riesgos hacia sus semejantes, por no asumir sus deberes y responsabilidades.


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